La afición valencianista ha despertado del letargo en el que estaba sumergida desde hacía once años, cuando el equipo dirigido por Ronald Koeman logró una Copa del Rey con sabor agridulce, y es que el Valencia se jugaba la permanencia en la Primera División, por lo que no se celebró. Pero ahora el valencianismo ha vuelto a saborear la gloria en Sevilla, tierra santa para el club, ciudad en la que se han ganado dos Copas del Rey y una Liga. El broche de oro a la temporada del centenario, en el que han logrado la clasificación para la Champions, han llegado a semifinales de Europa League y la ha bordado con el título copero.
El desplazamiento de valencianista a la ciudad andaluza fue masivo. Miles y miles de aficionados querían volver a ver a su equipo levantar un título y acudieron a la gran cita con bufandas, banderas, camisetas... y como no podía ser de otra forma, toneladas de pólvora que llenaron las calles de colorido y mucho ruido.
La plantilla comandada por Marcelino García Toral se ha empapado del sentimiento de la gente y supo plasmarlo en el terreno de juego desde el minuto uno. Como bien dijo el técnico asturiano, "podrán tener más experiencia que nosotros jugando finales, pero a corazón no nos ganan. El resultado ahí está". Todos los jugadores rindieron a un gran nivel y fueron conscientes de que el sábado 25 de mayo de 2019 podía ser un día que quedara escrito con letras de oro en los libros de historia del club, y así ha sido.
Tras el pitido final, la liberación contenida de años y años de sufrimiento sin tocar metal dio paso a una celebración a la altura de la cita. La noche fue muy larga, tanto en Sevilla como en Valencia, con todos los pubs, discotecas y bares abarrotados de valencianistas luciendo orgullosos las camisetas del equipo de su alma.
El fin de semana ha sido completo y quedará siempre en el imaginario colectivo de la afición valencianista. El sábado, la tensión y el nerviosísmo previos al partido eran la tónica habitual. El domingo, la alegría y la felicidad desbordaban a una afición que ya llevaba años mereciéndose una alegría así.
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