Juan Fueyo, es un neurológo de origen asturiano, afincado en Estados Unidos hace veinticinco años. Desde el 2003, dirige junto a su mujer, la Dra. Candelaria Gómez-Manzano un equipo de investigación, en el MD Anderson Cancer Center de Houston, que ha modificado genéticamente el virus del resfriado, con el fin de combatir el glioblastoma, el tumor cerebral más letal hasta el momento.
En 2018, Juan y su mujer formaron parte de la denominada “Selección Española de Ciencia”, compuesta por algunos de los científicos españoles más populares ese año.
Al margen de su dedicación como investigador, también saca tiempo para otra de sus pasiones, la escritura. Su primer libro de ficción “Exilios y Odiseas. La historia secreta de Severo Ochoa” (Editorial Milenio) aparece en el mercado en 2017 y trabajo más reciente, “Te dirán que es imposible” (Editorial Planeta), ha visto la luz hace unos meses.
Juan, “Te dirán que es imposible”, es su libro más reciente en el mercado y comienza con la siguiente cita de Lao Tse “Quien vence a los demás es fuerte. Quien se vence a sí mismo posee la fuerza”, ¿Qué le llevó a abrir el libro con esta cita y no con otra?, ¿Qué diferencia hay entre ser fuerte y tener fuerza? Mucha, aunque no sea evidente a simple vista. La primera frase se refiere a nuestra interacción con el mundo, la segunda a la interacción con nosotros mismos. El camino hacia la perfección y el éxito no pasa por vencer a los demás sino por superarnos nosotros cada día. En el Tao Te Ching, el libro de Lao Tse, existen muchos versos recomendando la transformación personal a través de la introspección. Es un tipo de sabiduría que complementa muy bien nuestras enseñanzas tradicionales occidentales, donde el conocimiento se obtiene observando el mundo y a los demás. Además, vencer a los demás, a no ser que sea ineludible (el mal también existe), no sirve de nada. La mayoría de las batallas se ganan evitando luchar.
En éste, su segundo libro, da respuesta a cómo conseguir el éxito. Para Juan, tras aplicar dicha fórmula, ¿Qué diría que es el éxito? Para cada uno es algo diferente. Tú puedes tener un éxito total y al mismo parecer un completo fracasado a los ojos de los demás. Ser egosintónico con nuestros triunfos es esencial en mi idea del éxito. En mi definición, siempre tan particular, el éxito es sabernos pasajeros en un viaje hacia la felicidad. Es comenzar por aceptar que tenemos una tendencia innata a ganar, a progresar a ser lo mejor que podemos ser. El éxito es el esfuerzo constante de llegar al siguiente nivel en nuestra vida personal y profesional. Para mí aprender es una necesidad y si aprendo algo nuevo siento que progreso, que tengo éxito y soy feliz.
En dicha fórmula del éxito, introduce la variable “factor Suerte”. En el caso de su trabajo como investigador, ¿Esta suerte, sería lo que se conoce con el nombre de serendipia? Uno de los casos más famosos de serendipia, es el descubrimiento de la penicilina por parte de Fleming. En su trayectoria profesional, ¿Qué importancia ha jugado el azar? Estoy de acuerdo contigo. La serendipia es un concepto importante en ciencia, y la suerte también es importante en la vida. No sé si estarás de acuerdo conmigo en que muchas de las cosas más importantes que nos pasan no podemos planearlas. Nadie escoge, al menos eso creo yo, de quién se enamora y menos aún quién se enamora de uno. Tampoco podemos escoger como serán nuestros padres, si me permites la broma, o nuestros hijos. La suerte es muy importante en la vida. Pero en Te dirán que es imposible comento sobre otro tipo de suerte no menos importante. Hablo de esa suerte que ocurre cuando se junta la preparación, fruto del trabajo constate, con la oportunidad. Esa “suerte” es muy importante en la vida y nos obliga a formarnos continuamente, a tener los ojos abiertos para esperar lo inesperado, y a reconocer que ha llegado nuestro momento. Esa es la suerte que, de alguna manera podemos nutrir y cuidar, la otra, por muy importante que sea, nos viene dada, y por ello no me interesa tanto. Ganar sin esforzarse, solo por suerte, suele conducir a la desgracia, algo demostrado en el caso de los ganadores de la lotería en Estados Unidos que casi siempre acaban mal.
“Camina solo, para ir rápido. Camina acompañado para llegar lejos”. En un mundo tan competitivo como el de la investigación, en el que se mueve, ¿Para avanzar, es a veces necesario trabajar en solitario, o siempre conviene trabajar en modo colaborativo? Al principio puedes trabajar y progresar solo. Muchos lo hacen y tienen gran éxito. Pero con el tiempo, si quieres hacer algo verdaderamente grande, has de tener un equipo y una serie de colaboradores que completen, magnifiquen y, a la larga, que continúen tu trabajo. Además, en la colaboración auténtica hay un contenido enrome de satisfacción, alegría y felicidad. La ciencia, como sabes, es un trabajo colectivo. Los francotiradores a la larga no pueden avanzar a la velocidad a la que avanza el entorno. Caminar acompañado es tan natural que en mi infancia en Asturias me contaron cuentos de lobos que se acercaban a hombres en la noche para no tener que hacer el camino solos. La compañía lo es todo, hay psicólogos que piensan que Robinsón Crusoe no tenía personalidad hasta que no se encontró con Viernes… Uno progresa en compañía de otros, y ayuda a otros a progresar.
Para Sartre el infierno eran los otros, para mí el infierno es la soledad, con o sin triunfo.
En uno de los capítulos de “Te dirán que es imposible”, dedicado al dinero, comenta que se despreocupó del dinero, hasta que cumplió los cincuenta años, ¿A esa edad que sucedió para que comenzase a ocuparse de asuntos financieros? Me di cuenta de que no necesitaba dinero para mí, sino para que mi familia viviese bien. Entonces entendí la importancia del dinero con agente que produce independencia y libertad, que abre puertas y oportunidades por ejemplo para mis hijos. Es interesante que con lo importante que es el dinero no se explique este tema en profundidad en las escuelas. Naturalmente perseguir el dinero por el dinero solo lleva a la infelicidad absoluta, pero entender el poder del dinero como una herramienta para conseguir ser más libres es muy importante. Aunque siempre recuerdo aquella historia del hombre feliz que no tenía camisa… Cuando se es joven se puede ser feliz sin tener camisa.
Llegando a trabajar en el laboratorio junto a su mujer, la Dra. Gómez-Manzano, 20h al día, 7 días a la semana para la generación del virus Delta 24 ¿Cómo se conjuga el verbo investigar, con la conciliación familiar? En nuestro caso es un arreglo perfecto. Desde que nos conocimos, Cande y yo hemos trabajado siempre juntos. Ahora mismo su oficina está pegada a la mía, los dos somos profesores en el mismo departamento y codirigimos dos laboratorios. Hemos tenido suerte. Cuando no teníamos niños trabajamos muy duro, y cuando tuvimos niños el hecho de que trabajábamos juntos y por lo tanto podíamos cubrirnos y complementarlos el uno al otro nos hacía las cosas algo más fáciles. Investigar permite un horario más flexible que, por ejemplo, visitar pacientes así que permite dedicar más tiempo de calidad a los hijos. No hemos tenido ningún problema en cubrir el área familiar y el profesional. Quizá somos un caso especial, pero ha sido así.
Juan, Salvando las distancias. Como motivación extrínseca, ¿Para un científico, ganar el premio Nobel, sería equiparable a lo que para un futbolista, supondría ganar un campeonato del mundo? ¡Claro! Un buen ejemplo. Es una pena que le Premio Nobel no lo ganen veinte jugadores, como en el caso del mundial. El premio a un solo individuo es un poco irónico en un trabajo tan colectivo como es el científico. Yo no soy un gran amante de los premios, aunque he conocido a una decena de Premios Nobel y son todos geniales. Pero lo serían también, aunque no hubiesen ido a Suecia. En mi opinión en la actividad científica sobran los premios. Me parece una ingenuidad pensar que tiene valor auténtico. Alguien dijo una vez: “Nunca olvidemos que glamour no es grandeza, que prominencia no es eminencia, que el hombre o la mujer del día no son el hombre o la mujer del año, que las tormentas son más eficaces que los huracanes, pero no se les da publicidad, y que la vida en el mundo desaparecería si no fuese por la lealtad y dedicación de aquellos cuyos nombres nunca serán alabados en público”. Yo creo en eso.
D. Santiago Ramón y Cajal (Premio Nobel de medicina en 1906), por el que profesa especial veneración, se caracterizó por aprovechar al máximo las nuevas tecnologías del momento. En su caso y para la creación de virus oncolíticos, como el Delta-24 RGD, ¿En qué tecnología se apoyan? Me pongo colorado solo de ver en la misma sentencia el nombre de don Santiago y el mío. Sí es verdad que tuvimos que aprender diferentes técnicas de ingeniería genética para generar el Delta-24-RGD. Una de las técnicas que tuvimos que aprender y acabar siendo expertos en ella es el clonaje molecular, pero también usamos animales transgénicos y técnicas sofisticadas para estudiar como ciclan las células y como se replican los virus dentro de ellas. Eso requirió microscopía electrónica, uso de microscópicos con focales lasser, y últimamente microscopía con multifotones. Pero las técnicas tienen un valor relativo. Lo importante sigue siendo la creatividad, la capacidad de genera ideas nuevas y la tenacidad para demostrar hipótesis. Y como pensaba Cajal la voluntad. Es la voluntad la que nos construye y la que edifica nuestro descubrimiento y cataliza nuestro éxito. La voluntad, como pensaba el sabio navarroaragonés, es algo divino que tenemos dentro de nosotros. Fue nuestra voluntad de querer hacer algo grande lo que nos llevo a construir el virus Delta-24.
El también asturiano Víctor Manuel, canta en “El hijo del ferroviario” que de pequeño le hubiera gustado ponerse la gorra, agarrar el silbato y con la bandera dar salida al talgo. En su caso ¿En algún momento pasó por su cabeza seguir la tradición familiar y dedicarse la profesión de su padre? Oh, para mi padre hubiese sido completar uno de sus sueños. Nada más acabar medicina me propuso que ingresara en la RENFE como medico de empresa. Mi camino iba hacia otro lado y a él no le pareció nada bien. Es bueno, creo yo, haber tenido un padre orgullos de la empresa donde trabajaba. Mi padre tuvo sus momentos, incluso heroicos, cuando era fogonero. Una vez impidió el coche de dos trenes. También tenía recuerdos que creo que le perseguían en sus sueños, como atropellar a un animal o no poder evitar el suicidio de una mujer que se colocó en la vía delate de su locomotora. No he tenido nunca la pasión de hacerme ferroviario, pero conozco lo suficiente de ellos para tenerles mucha admiración.
Más personal - Comenta que la música le calma y que escucharla disminuye su ansiedad, previa a situaciones que considera importantes, ¿Siempre música clásica? Muchas veces, sí. Pero no siempre. Me gustan canciones de guitarra acústica de Jazz, rock o pop. Paul Simon o George Harrison pueden calmarme. Un músico que compuso melodías relajantes fue Vangelis, de él me gustan mucho los temas que compuso para películas, como la banda sonora de Carros de Fuego.
- Juan, del mismo modo que escribió versos para un compañero de clase que pretendía enamorar a otra adolescente, ¿Se valió de este recurso, para conquistar a Candelaria, su mujer? Cande me encontró en un momento muy duro de mi vida y me rescató. Ella es mi poesía. Desde entonces todo lo que escribo y casi todo lo que hago es por ella. A ella le dediqué Exilios y Odiseas, y ella es la musa de las contestaciones a tus preguntas. No hay Juan sin Cande.
- Su colega James Allison, Premio nobel de medicina 2018, aseveraba en una entrevista que el cáncer no va a desaparecer, aunque la mitad de ellos son evitables con hábitos más saludables. Personalmente, ¿Qué hábitos saludables aplica, a modo preventivo para evitar contraer enfermedades? Intento hacer deporte con moderación, vigilo mi peso, no fumo… Y hay uno muy importante, trato de pensar bien de la gente. Se sabe que las caricias aumentan la glucosa, que dan energía a las células, y yo estoy convencido que el amor baja el colesterol. Ser buena gente ayuda a vivir bien. Creo, como Dámaso Alonso, que el mejor poema de amor lo escribió Quevedo y era aquel que terminaba con algo así como Seré polvo, pero polvo enamorado. La felicidad da calidad de vida. Así que trato de ser feliz con la hipótesis de que, además —y eso se lo tengo que preguntar a Jim— estimula el sistema inmune.
- ¿Alguno de sus vástagos, está siguiendo o tiene intención de seguir la estela de sus progenitores, en el campo de la investigación? No en el campo biomédico. Y sin demasiado jóvenes para preocuparse por estas cosas, de momento lo que están investigando es qué es la vida y cómo deben vivirla. Para ellos la sociedad es todavía un juego, aun no han tomado decisiones profesionales serias. Y yo les digo que no tengan prisa que Saramago comenzó a escribir pasados los cincuenta…
- En “Te dirán que es imposible”, hace numerosas menciones al juego del ajedrez, ¿Qué enseñanzas le ha aportado jugar desde pequeño al ajedrez? He llegado a la conclusión de que jugar al ajedrez solo mejora tu capacidad para juagar al ajedrez. Sigo jugando en el internet y viendo campeonatos de ajedrez en YouTube. Me interesan mucho las biografías de los maestros clásicos de ajedrez, los que fueron anteriores o coetáneos de Bobby Fischer, de quien tengo un retrato colgado en el despacho. Pero la verdad es que soy muy malo y que pierdo la dama con demasiad frecuencia. Y sin embargo hay algo en el juego que me hipnotiza. Quizá sea porque, como pensaba Borges, vivimos en un tablero de negras noches y blancos días.
- Puestos a elegir. Entre una crítica desmesurada y un inmerecido halago, ¿Prefiere? Ninguno. Creo que he recibido bastante de los dos y he comprobado que están hechos del mismo veneno. Fíjese bien que en ninguna ciudad hay un monumento al crítico o al pelota. A mi me gustan los gestos sutiles de bondad, la elegancia agradecida, los halagos oblicuos, las críticas de los amigos de verdad. No somos inmunes a la crítica no al halago, pero parafraseando el poema If te diría que intento tratar a esos dos impostores de la misma manera.
- Confiesa que suele llevar en el bolsillo de su chaqueta “Los aforismos de Zürau” de Kafka, ¿En qué situaciones suele recurrir a la lectura de éstos? En las horas bajas. Pero también en las noches, antes de dormir. A veces en cualquier sitio: el café, la cola del cine, el metro, sentado bajo un árbol. Cualquier sitio es bueno para conversar con Kafka. También leo sus historias cortas, las únicas que accedió a publicar mientras estaba vivo. ¿Has pensado alguna vez que en La Metamorfosis solo es normal la persona transformada en insecto, que el resto son auténticas cucarachas? No me canso del genio de Praga.
- Juan, durante el desarrollo de “Te dirán que es imposible”, insiste en lo que da en llamar, llegar al siguiente nivel, ¿Cuál sería en la actualidad ese próximo nivel al que tiene como objetivo elevarse? Me gustaría mucho que el Delta-24 llegara a comercializarse y se convirtiese en un tratamiento convencional para pacientes con cáncer. En el aspecto personal, mis tres hijos estarán pronto lejos de casa, estudiando o trabajando, y para Cande y para mí se nos abre otra etapa de la vida. Hay también un aspecto en el que me gustaría progresar: quisiera eliminar el miedo a envejecer.
- Por último ¿Tiene en ciernes otro proyecto literario, sobre el que nos pueda avanzar algún detalle? He escrito otra novela. Esta basada en las biografías de los científicos que construyeron la primera bomba atómica. Intento contestar a preguntas como ¿qué papel debe jugar la ciencia en la sociedad? o ¿qué es un científico? Como te explicaba antes me interesan mucho las biografías y entender por qué los sabios viven como viven. En fin, si “Te dirán que es imposible” triunfa quizá me la publiquen.
Muchas gracias por tus preguntas y por ayudarme a que sea más visible mi trabajo de escritor.
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