Las mujeres que han sufrido abuso físico, emocional o sexual en la infancia tienen más probabilidades de tener un niño con autismo que las que no fueron objeto de abuso, según un nuevo estudio de la Escuela de Salud Pública de Harvard (HSPH, en sus siglas en inglés), en Estados Unidos. Aquellas que experimentaron abusos más graves tenían entre 3,5 veces más de tener un hijo con autismo que las que no fueron víctimas de abusos.
"Nuestro estudio identifica un factor de riesgo para el autismo completamente nuevo", sentenció el autor principal, Andrea Roberts, investigador asociado en el Departamento de Ciencias Sociales y del Comportamiento de HSPH. "La investigación adicional para entender cómo la experiencia de una mujer de abuso se asocia con autismo en sus hijos puede ayudar a comprender mejor las causas del autismo e identificar los factores de riesgo prevenibles", agrega.
En el estudio, publicado este miércoles en la edición online de 'JAMA Psychiatry', se analizaron datos de más de 50.000 mujeres que participaron en el 'II Nurses Health Study'. Los autores descubrieron que no era sólo la mujer expuesta a los niveles más graves de abusos las que tenían un mayor riesgo de tener un niño con autismo, sino también un gran número de mujeres que sufrieron abusos moderados.
Según los investigadores de este estudio, estos resultados sugieren que el abuso infantil no sólo es muy perjudicial para la persona que lo experimenta directamente sino que también puede aumentar el riesgo de serias discapacidades en la siguiente generación.
Profundizando aún más, el equipo analizó nueve factores de riesgo relacionados con el embarazo para ver si estaban asociados con un mayor riesgo de tener un niño con autismo en las mujeres que sufrieron abusos cuando eran niñas. Estos factores, entre ellos riesgo de diabetes gestacional, preeclampsia y tabaco, han sido previamente asociado con una mayor probabilidad de tener un niño con autismo.
Los investigadores encontraron que las mujeres que habían sufrido abusos cuando eran pequeñas tenían un riesgo más alto para cada uno de los factores de riesgo relacionados con el embarazo que se examinaron. Sorprendentemente, sin embargo, estos representaron sólo el 7 por ciento del aumento de probabilidad de tener un niño con autismo entre las mujeres que fueron abusadas.
Dado que estos factores representan tan poco en la asociación entre la experiencia de la madre de los abusos y el riesgo de autismo en sus hijos, los autores especulan que otros factores pueden estar implicados. Una posibilidad, a su juicio, es que efectos a largo plazo del abuso en los sistemas biológicos de la mujer, tales como el sistema inmunológico y el de respuesta al estrés, son responsables del aumento de la probabilidad de tener un niño con autismo, por lo que hacen falta más investigaciones para dilucidar los mecanismos implicados en el enlace entre los abusos en la infancia y tener descendencia con autismo.
"El abuso infantil se asocia con una amplia gama de problemas de salud de la persona que la experimenta, incluidos los resultados de salud mental, como la depresión y la ansiedad, y los resultados de salud física como la obesidad y las enfermedades pulmonares. Nuestra investigación sugiere que los efectos del abuso infantil también pueden pasarse a través de las generaciones", afirma el autor principal, Marc Weisskopf, profesor asociado de epidemiología ambiental y ocupacional de la HSPH.
Abuelos mayores pueden trasmitirlo
Por otra parte, científicos han detectado en otra investigación que los hombres que tienen hijos a edades más avanzadas son más propensos a tener nietos con autismo en comparación con los abuelos más jóvenes. Según sus autores, es la primera vez que un estudio demuestra que los factores de riesgo para el autismo pueden acumularse durante generaciones.
Este estudio, dirigido por el Instituto de Psiquiatría del Kings College de Londres, en Reino Unido; el Instituto Karolinska de Suecia y el Instituto del Cerebro de Queensland, en Australia, se publica este miércoles en la revista 'JAMA Psychiatry'. Con los registros nacionales suecos, sus autores identificaron 5.936 individuos con autismo y 30.923 controles sanos nacidos en Suecia desde 1932, con datos completos sobre la edad de los abuelos maternos y paternos así como la reproducción y los detalles de cualquier diagnóstico psiquiátrico.
El estudio encontró que el riesgo de autismo en el nieto es mayor cuanto más elevada es la edad del abuelo en el momento en que nació su hijo o hija. Los hombres que tenían una hija cuando habían cumplido los 50 años o más eran 1,79 veces más propensos a que uno de sus nietos desarrollara autismo. Aquellos que tenían un hijo a la edad de 50 años o más eran 1,67 veces más propensos a un nieto con autismo, en comparación con los hombres que tenían hijos cuando rondaban los 20-24 años.
El doctor Avi Reichenberg, del Instituto Rey de Psiquiatría y coautor del artículo explica: "Tendemos a pensar en términos del aquí y ahora cuando se habla de los efectos del medio ambiente en nuestro genoma. Por primera vez en la psiquiatría se muestra que el estilo de vida del padre y abuelo puede afectar a su descendencia".
"Esto no significa que usted no debe tener hijos si su padre era viejo cuando le tuvo, porque mientras que el riesgo se incrementa, aún es pequeño. Sin embargo, el hallazgos son importantes para comprender la compleja forma en que el autismo se desarrolla", concluye este investigador.
A ello, Emma Frans, del Instituto Karolinska agrega: "Sabemos por estudios previos que la edad paterna es un factor de riesgo para el autismo. Este estudio va más allá y sugiere que la edad avanzada de abuelos es también un factor de riesgo para el autismo, lo que indica que los factores de riesgo para el autismo pueden acumularse a través de las generaciones".
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