Menuda semana hemos pasado: apenas propone el ministro Wert parchear un poquito el nefasto sistema educativo español, el mismo que venimos padeciendo desde que en los 80 el PSOE decidiera crear una escuela-parque de atracciones cuya finalidad no era la transmisión del conocimiento sino el adoctrinamiento de los niños, y la izquierda, inmovilista y reaccionaria, se echa las manos a la cabeza. Y venga marea verde, que es la última ocurrencia de los que jamás se han quejado porque los alumnos salgan de las aulas sin saber leer y escribir. Les debe de gustar eso del 30% de fracaso escolar. Al fin y al cabo, es su obra. Carne de cañón para el Gran Hermano.
Montoro, por su parte, vuelve a fracasar: la recaudación del ideológico IRPF, después de la brutal subida a que el PP sometió a la clase media que los había votado para hacer justo lo contrario a lo que hacen, es menor que hace un año. Laffer tenía razón. Ya se sabía. Aún así, Rubalcaba, como el resto del PSOE y qué decir de IU, propone aún más impuestos, más expolio. No existe alternativa liberal. España se debate entre la socialdemocracia europea que representa el PP y el populismo izquierdista del PSOE.
La UE propone a la España que aún hoy mantiene la legislación laboral de tiempos del franquismo, el contrato único para tratar de terminar con la dualidad del mercado laboral español. Mercado laboral que no se divide, como dicen por ahí, entre quienes tienen contratos temporales y los privilegiados que los tienen indefinidos, sino entre quienes trabajo y quienes no lo tienen, que son 7 millones de personas. El sistema, todo, se une contra la propuesta. Del PP a la UGT. Les gusta la maraña burocrática, y aún más el subsidio, que es la compra de voluntades, el clientelismo electoral.
Blesa a la trena, aunque la Audiencia de Madrid podría dejar en nada la causa del Banco de Florida, que no es el de la línea de crédito de 24 millones que el ex compañero de oposiciones de Aznar prestó a los señores de Marsans. El auto de prisión, incomprensible. Una chapuza. Pena de telediario. Mientras, Alberto Ruiz-Gallardón, quien pusiera a Blesa al frente de Caja Madrid, trata de disimular. MAFO, el socialista que todo lo permitió, se hace el loco.
España volvió a hacer el ridículo en el ridículo festival de Eurovisión, que es la cita más hortera del año, con permiso del programa que presenta Mercedes Milá. Y el Rey renuncia al Fortuna, pero se queda con el Bribón. Márketing de Casa Real que ya no compra ni el “Hola”, que no publicará las imágenes de Letizia y el príncipe que el traidor primo de ésta hacía públicas en Twitter. ¡Qué decoración!.
Pero volvamos a los mandamases. Tienen miedo. Saben que el sistema se está viniendo abajo y temen que mover cualquiera de sus sostenes, por pequeño que éste parezca, puede provocar el derrumbe. De ahí que a partir de ahora nos vayan a ofrecer el cambiar todo un poco para que todo siga igual. Y ellos puedan seguir viviendo del cuento. Lo mismo nos detienen otra vez a la Pantoja.
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