El flamante y deseado nuevo jugador del Real Madrid, Gareth Bale, es ya
el último galáctico, y el más caro, del presidente Florentino Pérez,
quien pone con el galés la guinda final a un nuevo proyecto liderado
ahora por Carlo Ancelotti, a quien le corresponde encontrar el hueco
ideal en el césped a uno de los jugadores más rápidos, polivalentes y
goleadores de Europa.
Tal y como pasó con Luka Modric el curso
pasado, Bale aterriza en Madrid después de un mes en rebeldía y más de
30 días sin jugar para convertirse en el quinto fichaje blanco tras la
era José Mourinho. En el verano más español que se le recuerda a Pérez,
el máximo mandatario vuelve a ser fiel a su esencia y, con 99 millones
menos, el último mejor jugador de la Premier ya luce en aquella nómina
de galácticos que volvió a engordarse con la llegada de Cristiano.
Aunque más allá de la cartera, muchas son las cosas que unen a Bale
con Ronaldo. Ambos cambiaron Inglaterra por la Liga española con la
etiqueta de fichaje estrella pero, si hay algo que une irremediablemente
al portugués con el galés, es la velocidad. De amplia zancada,
explosiva y elegante, Bale mide un centímetro más (1,86 metros), aunque
ambos se mueven en las mismas medidas en el verde.
Dueños de
la misma banda, las virtudes son distintas. Para británico la línea
lateral no tiene secretos, salida hacia fuera y duelo con la defensa es
su marca. Cristiano, menos cómodo en el regate, prefiere la corona del
área que la línea de fondo, aunque comparte con Bale la necesidad del
espacio para respirar y del aire para correr. Diferentes caminos, mismo
destino: el gol. Bale anotó 21 tantos en la última Premier.
Dos gallos en un mismo gallinero. A eso es a lo que se enfrenta
Ancelotti con dos soluciones sobre la mesa. La primera, y ante la falta
de nóminas en la delantera, colocar a Cristiano en la punta y
convertirle en la referencia. La segunda, convencer al 'expreso de
Cardiff' de su virtud en banda derecha, tampoco parece tan mala idea.
Y es que no sería el primer cambio de posición del galés. De
velocidad envidiable, el pequeño Bale despuntaba en el colegio en los
100 metros. Virtuoso en varios deportes, fue en un torneo con el pequeño
equipo de su ciudad con 9 años cuando llamó la atención del
Southampton, en donde se acabó formando en las categorías inferiores.
Allí,
con el equipo aún en la 'Championship', el zurdo se fogueó dos años en
la segunda categoría del fútbol inglés antes de que el Tottenham,
entonces dirigido por el holandés Martin Jol, decidiera apostar por él
conscientes del potencial del todavía lateral izquierdo. Con nómina de
defensa, a Bale siempre le gustó más atacar que defender.
De
eso se dieron cuenta en San Siro en noviembre de 2010. Aquella noche, el
Inter recibía al Tottenham en la liguilla de la Liga de Campeones, un
duelo que terminó siendo la carta de presentación europea de Bale. Los
de Londres iban perdiendo por 4-0 y dos carreras de 60 metros del galés,
culminadas con sendos disparos cruzados, sonrojaron a Maicon para
completar un 'hat-trick' que aunque no rescató punto alguno, hizo
temblar la grada 'nerazurra'.
Precisamente aquella temporada
la 'Champions' juntaba por primera vez al galés con el Real Madrid. Fue
en unos cuartos de final en donde el Tottenham se llevó un redondo 5-0
en el global de la eliminatoria. En la ida, en el Santiago Bernabéu
(4-0), Bale no jugó por lesión y poco pudo hacer ya en el partido de
vuelta para salvar los muebles de su equipo. Los chispazos del británico
no evitaron la debacle (0-1).
Esa fue la última vez que el
zurdo escuchó la música de la 'Champions'. Estos dos últimos años, el
Tottenham ha pasado por la Europa League sin pena ni gloria y, en la
competición doméstica, la Premier sigue siendo una utopía en el noreste
de Londres. Entretanto, la falta de un título en el horizonte no ha
evitado el nuevo intento de metamorfosis de Bale. Olvidado ya el
lateral, el zurdo probó correr la banda derecha e incluso bailar en la
mediapunta. Siempre brillante, y con el gol y la pegada por bandera, no
brillar en los grandes estadios de Europa no sido un handicap para él.
Actor principal en Londres, Bale deberá asumir ahora un papel más
secundario en Madrid. Cerrado el fichaje, muchas son las incógnitas que
se le abren al galés. Más allá de la presión de llegar a un todopoderoso
equipo, y sin contar la competencia con Cristiano, el nuevo estilo de
juego de toque y posesión de Ancelotti podría ponerle las cosas más
difíciles. Amante de la velocidad y el espacio, y ante un fútbol más
estático, de nuevo la polivalencia y ambición podría ser la mejor arma
de Bale.
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