La Sociedad Española de Neurología (SEN) estima que, en España, unas 600.000 personas padecen la enfermedad de alzheimer. A pesar de que el 18,5% de los pacientes que acuden a una consulta de neurología lo hacen por alteraciones de memoria o sospecha de deterioro cognitivo y que ya es la primera causa de consulta neurológica en mayores de 65 años (el 35% de las consultas), aproximadamente entre un 30 y 40% de los casos podrían estar sin diagnosticar.
Actualmente, la proporción de demencias no diagnosticadas está fuertemente ligada a la gravedad y estado de desarrollo de las mismas. Mientras que en los estadios más graves y evolucionados están diagnosticadas en un porcentaje mayor, alrededor del 64%, se estima que los estadios más leves solo llegan al 5%. Puesto que el diagnóstico temprano de la enfermedad, la forma más frecuente de demencia, sigue siendo una herramienta fundamental para mejorar la calidad de vida de los pacientes y sus familias, con motivo de la conmemoración este sábado, 21 de septiembre, del Día Mundial del Alzheimer, la SEN quiere insistir en la necesidad de fomentar un mayor conocimiento de la enfermedad en la población general y concienciar a los estamentos sanitarios de la necesidad de crear un plan estratégico Nacional contra esta patología.
“La principal razón por la que existen tantos casos sin diagnosticar es por desconocimiento. Aunque se habla mucho de la enfermedad, para muchos pacientes y familiares aún resulta complicado diferenciar los primeros síntomas del alzheimer de despistes o de cambios producidos por la edad”, explica el doctor Guillermo García Ribas, Coordinador del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología.
“Todos tenemos olvidos, pero si se detectan fallos reiterados en la memoria reciente, es importante acudir neurólogo, ya que en caso de padecer la enfermedad, ésta se puede tratar y ralentizar”, añade Ribas.
Aunque no existe cura para el azheimer, sí que tiene tratamiento. Existen fármacos capaces de mejorar los síntomas cognitivos, conductuales y funcionales e incluso de estabilizar durante algunos meses la evolución de los síntomas, además de ciertos tratamientos no farmacológicos que han demostrado su utilidad a la hora de ralentizar la evolución de la enfermedad.
Un diagnóstico temprano también permite que se puedan planificar con cierta antelación ciertos aspectos socio-sanitarios asociados a la enfermedad, ya que el alzheimer afecta no solo al enfermo sino a todo su entorno.
El alzheimer es una de las principales causas de discapacidad y dependencia en los países occidentales y su incidencia va en aumento. Debido al progresivo envejecimiento de la población y al aumento de la esperanza de vida de los pacientes, se estima que en 2050, podrían existir más de un millón de personas afectadas por alzheimer en España. Además, implica una enorme carga socio-sanitaria porque un paciente con esta enfermedad necesita, de media, unas 70 horas semanales de cuidados y, en la mayoría de los casos, sobre el 80%, los responsables del cuidado del paciente suelen ser los familiares.
“Se ve, por lo tanto, muy necesario incrementar las unidades específicas de diagnóstico y tratamiento de las demencias así como implementar programas globales que permitan un diagnóstico precoz y un enfoque multidisciplinar que abarque al enfermo y a los cuidadores principales, con la finalidad de reducir la carga sanitaria, social y económica de las demencias”, señala el doctor García Ribas. “Confiamos en que la Estrategia Nacional de Enfermedades Neurodegenerativas permita mejorar el diagnóstico temprano, el tratamiento, la investigación y el cuidado y atención de enfermos y cuidadores”.
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