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El niño que coloreó su camino hacia la recuperación del ébola

Un dibujo cada día
Redacción
lunes, 17 de noviembre de 2014, 07:06 h (CET)
Hoy, Momodu se va a casa. Momodu, de 10 años, ha estado aquí durante tres semanas, lo cual es bastante tiempo en un centro de tratamiento contra el ébola. Ayer por la tarde recibimos sus últimos análisis de laboratorio y, al fin, eran negativos. Estaba sentado en la tienda más próxima a nuestra oficina, así que pudimos decirle los resultados directamente. Estaba encantado. Tenía una enorme sonrisa en su cara y saltaba arriba y abajo y movía sus manos. Estaba muy feliz de haber sobrevivido al ébola.

Cuando Momodu llegó aquí, estaba muy enfermo. Ni siquiera se podía sentar en la cama por sí solo. Tenía que depender de las enfermeras y de pacientes más fuertes que ya se estaban recuperando para ayudarle a beber y comer.

Me gusta llamar a los pacientes que están recuperando sus fuerzas 'pre-sobrevivientes'. Aunque sus análisis de sangre han mostrado que no están listos para ser dados de alta, son lo suficientemente fuertes para caminar y para ayudar a cuidar a otros pacientes más débiles.

Momodu recibió mucha ayuda de un hombre en particular, un paciente que permaneció con nosotros en el hospital incluso después de haberse curado. A Momodu le ayudó mucho tener a alguien ahí que cuidara de él, día y noche, hasta que tuvo las fuerzas para sentarse solo, alimentarse solo y, con el tiempo, salir de la tienda y sentarse en una silla fuera. Fue un momento muy especial cuando fue capaz de hacerlo.

Mientras Momodu se recuperaba, siempre se sentaba en un lugar en concreto a la sombra con una niña de 11 años, un niño de 5 y dos niños más pequeños.

Jugar juntos, alimentarse unos a otros y animarse unos a los otros realmente ayuda a la gente a combatir el virus del ébola, ya sean niños o adultos.

Una cosa que a Momodu le encanta es hacer dibujos, preciosos dibujos de colores. Alessia, una enfermera de MSF de Italia, le dio a Momodu algunos lápices de colores y papel para dibujar. Cada día hacía un nuevo dibujo --me enseñó al menos diez dibujos que había hecho--.

Por supuesto, uno no puede llevarse nada de la zona de alto riesgo, ni siquiera un papel, así que hicimos fotos de los dibujos y las hemos ampliado e imprimido. Hoy se las hemos dado como regalo de partida.

Momodu realmente nos ha levantado el ánimo. Las enfermeras, los auxiliares médicos y yo hemos colgado copias de sus dibujos en las paredes de fuera de la oficina. La gente que pasa por delante se para a admirarlos.

Momodu es un chico con mucho talento y no puedo esperar para ver qué hará en quince años; espero que para entonces sea un famoso artista liberiano. Pero hoy Momodu es como cualquier niño normal de 10 años: sonríe, camina, habla y pinta los dibujos más bonitos. Es un día muy feliz para todos.

EL MURO DE LOS SUPERVIVIENTES
En su centro de tratamiento contra el ébola Elwa-3, Monrovia, MSF ha instalado un muro en el que los pacientes que se curan del mortífero virus pueden dejar una huella de sus manos en distintos colores. El número de supervivientes, según la ONG, va en aumento, por lo que se han visto obligados a ampliar el muro.

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