Sra. Dña. Yolanda Díaz, ministra de Trabajo y Economía Social: Cada vez que leo alguna declaración suya me pongo a templar. Su didáctica es poco menos que ininteligible, desorganizada y chulesca. Ya lo advertí cuando escuché cómo explicaba un ERTE; menos mal que no fui yo solo porque, créame, empecé a pensar que había perdido facultades. El hecho de que usted reconociera que no sabía explicarlo, me dio un respiro y una inigualable tranquilidad.
Señora ministra, no hay duda de que los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) van a continuar. Claro que sí. Ni dudarlo debe y muchos se van extender en el tiempo porque muchas empresas no van a poder absorber el regreso de todos trabajadores a la vez. Usted habla de “pautar en qué grado y con qué ritmo”: eso le corresponde al empresario, no al ministerio. Otra cuestión es que su ministerio trace unas pautas posibles a las que poder acogerse. No pretenda comer sopas y sorber. Además, muchos de los trabajadores en ERTE pasarán a ser parados, pero eso usted no lo ve porque desconoce el mundo de la empresa.
En su currículum tan solo dice que ha trabajado como autónoma con bufete propio hasta 2012. Y desde esa fecha, diputada autonómica, diputada en Cortes y ministra. Y entre medias 2005 y 2017 fue coordinadora nacional de Izquierda “Hundida”. Miedo me da, señora, que tenga responsabilidad en el empleo. No solo no explica sino que genera tensión en sus intervenciones, tanto porque habla con estilo “ametralladora” como porque sus ideas brotan del desorden y del brutal desconocimiento. Más o menos como “la farruquita” del PSOE. Constato que al empresariado y a la patronal les ha creado usted un dolor de muelas permanente, incluso al propio presidente Sánchez.
En principio, los ERTE pueden parecer una medida “muy eficaz” por aquello de la tranquilidad momentánea, pero no sé si ustedes han incrustado un “caballo de Troya” que destroce empleo. Nos gustaría equivocarnos. Por cierto, si está esperando dinero de Europa, siéntese en el quicio de la puerta porque la UE no se fía de España y ha echado la bronca a Nadia Calviño en forma de “¿Qué hace España con el dinero que se diluye nada más llegar?”. Señora ministra de Trabajo, átese los machos antes de que se lo digan desde el BCE, la patronal y los propios sindicatos, aunque estos están más a poner el cazo que a trabajar por el empleo. No hay más que mirar a Andalucía.
La prolongación de esta medida hay que debatirla con tranquilidad. No improvisen, paguen el ERTE y estén pendientes de la evolución. Hay trabajadores que en dos meses solo han recibido 500€ y no sé si usted sabrá que las familias comen todos los días, o deben hacerlo. Usted nos inspira menos confianza que un concejal en campaña electoral. Diálogo social sí, pero no olvide que muchos trabajadores saldrán del ERTE para ponerse en la cola del paro. ¿Nos apostamos su ministerio? ¿Harán ERTE en el mastodóntico Consejo de Ministros?
¿Pero qué dice usted del Plan de Estabilidad enviado a Bruselas? Mire, ministra, la tasa de paro superará el 19% que ustedes han previsto. Su Gobierno es menos realista que “un ternero volando”. Viendo cómo está evolucionando el paro, éste alcanzará cifras record -- superiores a la crisis de 2008-- porque un tercio de establecimientos de autónomos ya no podrán abrir, la hostelería no puede trabajar a un tercio de sus posibilidades y pagar impuestos al 100%. Prepárese y póngase a remojo porque, tan pronto como haya desconfinamiento pleno, va a tener a los trabajadores en pie de guerra: esta vez no van a consentir la traición de los sindicatos sectarios de clase. Sería injusto que los trabajadores no tomaran la calle frente a tanta incompetencia, desidia y parasitismo.
Me preocupa que este Gobierno no sepa salir de la trampa de la crisis. Las medidas que han de desplegarse deben dar una cobertura social plena a las empresas y a los trabajadores. Hay empresas que ya lo están haciendo. No se trata de “actuar con rapidez para salir de esta crisis”, como dice usted. El camino es otro: poner los medios necesarios, aplicar el sentido común, tratar con justicia igualitaria a quien invierte y a quien produce, además de reconstruir la economía por vías diferentes a las que propone Pedro ‘Plagio’.
Mire, ministra, impuestos sí, siempre, pero con prudencia porque la cañas se le pueden volver lanzas. La fiscalidad es la que es y eso de “reconfigurarla” tiene miga. Nos da miedo si lo hacen ustedes porque han demostrado una ineptitud y una inexperiencia laboral para echarse a llorar. ¡Ojo con querer mamar del abuso de fiscalidad, como hace siempre la izquierda desnortada y caprichosa! Y no lo digo por lo sucedido en Andalucía, que también.
Me gustaría saber de dónde ha sacado usted el dato de que España se encuentra a siete puntos de la fiscalidad europea. ¿De dónde se ha caído, señora ministra? Y, aunque fuera verdad, reflexione sobre la contrapartida que la fiscalidad aporta a la ciudadanía. Aquí no se atan los galgos con longaniza. Por cierto, no olvide que puede haber elecciones en otoño o invierno.
No creo en su formación comunista, señora ministra, como no creo en sus socios socialistas. Cuando hubo que echar una mano, ustedes salieron corriendo y, los socialistas, nos engañaron hasta en el nombre de su fundador: no era Pablo Iglesias sino Paulino Iglesias. Léase la historia oculta del socialismo y póngase la escafandra.
Me gustaría equivocarme en muchas de las cuestiones sobre las que he reflexionado, pero por solidaridad con los trabajadores y por la economía. Respecto a la conjunción socio-comunista prochavista, igual me da que planchen huevos o frían corbatas, con tal de que no destrocen España.
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