La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha
impuesto una multa total de 98,2 millones de euros a ACS, FCC,
Ferrovial, Sacyr, a otras treinta empresas y a tres asociaciones por
mantener durante al menos trece años un cártel en el sector de la
prestación de servicios públicos urbanos que afectó a todo el país.
Se trata de una de las mayores multas del 'superregulador' y uno de los
mayores y "más complejos" cárteles detectados en los últimos años.
Su relevancia reside en el número de empresas implicadas, en el
periodo de tiempo que se mantuvo, en el hecho de que se desarrolló en
todo el territorio nacional y, sobre todo, en que afecta a un gran número
de contratos públicos, lo que en última instancia repercute en los precios que los ciudadanos
pagan como contribuyentes por los servicios, según explicaron en fuentes de la CNMC.
En su resolución, la Comisión considera acreditado que los cuatro grandes grupos de
construcción y servicios, las otras 35 compañías y las tres patronales multadas llevaron a
cabo entre los años 2000 y 2013 una "práctica concertada global de reparto de mercado que
integraron en su política comercial".
En concreto, estas empresas mantuvieron acuerdos por los que se repartían los contratos
públicos de ayuntamientos o los boicoteaban, esto es, acordaban no presentarse si las
condiciones "no se ajustaban a sus intereses". También se distribuían y se respetaban sus
respectivos clientes, tanto públicos como privados, y se intercambiaban información
"comercialmente sensible".
Las cuatro grandes compañías cotizadas y el grupo Saica copan casi el 75% del importe
total de la sanción, dado que, en conjunto, sus multas suman 72 millones de euros.
La CNMC ha impuesto a Urbaser, filial de servicios de ACS, una sanción de 23,28
millones de euros, a FCC de 16,88 millones, a Valoriza (Sacyr) de 15,29 millones, a Cespa
(Ferrovial), de 13,61 millones, y a Saica, de 5,37 millones.
La sanción se ha determinado, además de con los parámetros fijados en la Ley y con un fin
disuasorio, en función del beneficio ilícito obtenido con estas prácticas, según dichas
fuentes, que no obstante reconocen que el "perjuicio económico causado seguramente ha
sido superior".
El Ayuntamiento de Madrid figura como uno de los más afectados por el cártel de las
empresas, si bien también actuó en contratos con el Ayuntamiento de Sevilla y de
administraciones del País Vasco, Cataluña, Málaga y Ceuta, entre otras. Asimismo, varios
de los contratos superan los 500 millones de euros.
REPARTO DE GRANDES CONTRATOS DE LIMPIEZA
Por sectores, el cártel afectó a tres actividades de servicios urbanos, la de gestión de
residuos industriales, la de saneamiento urbano y la de recuperación de papel y cartón.
En saneamiento urbano, la CNMC ha acreditado acuerdos entre los cuatro grandes
operadores (ACS, FCC, Ferrovial y Sacyr), articulados a través de la patronal Aselip, para
concurrir a contratos públicos en determinados lugares y para "boicotear" los que no se
ajustaban a sus intereses no concurriendo a los mismos.
Entre estos pactos, el regulador señala al suscrito entre FCC y Urbaser (ACS) en 2009
para acudir juntos a todos los contratos que surgieran en el país para construcción y
explotación de plantas de aprovechamiento energético de residuos.
También detecta que FCC, Ferrovial y ACS acordaron repartirse el contrato de limpieza
viaria y jardinería del Ayuntamiento de Madrid, y que actuaron de forma conjunta ante el de
residuos urbanos de la periferia de la capital. Asimismo, señala acuerdos de Urbaser (ACS)
con varias firmas en el País Vasco, y de esta empresa y FCC en 2010 para pujar por todos
los contratos de Málaga, Ceuta y Melilla.
El sector del papel y el cartón, sobresale entre los hechos acreditados el del concurso de
venta de papel recuperado del Ayuntamiento de Madrid de 2000, en el que varias empresas
se presentaron conjuntamente a través de la patronal Arema, lo que repercutió en unos
menores ingresos a este Consistorio.
CORREOS ELECTRÓNICOS
El organismo que preside José María Marín Quemada detectó la posible existencia de
estos acuerdos a raíz de una investigación sobre gestión de residuos sanitarios en 2012.
En el marco de la instrucción, sus inspectores han recabado documentación y correos
electrónicos en los que se prueba la existencia de contactos entre las empresas sobre la
intención de presentarse o no a un contrato, o en la que se preguntan sobre si determinado
cliente 'pertenece' a determinada empresa.
Durante la investigación, la CNMC no encontró ningún supuesto de delito penal que tuviera
que ser trasladado a la Fiscalía, y tampoco empresa alguna que decidiera al programa de
clemencia, por el que el regulador exime de multa a las firmas que colaboran con la
investigación, según dichas fuentes.
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