Conservar una visión de calidad es imprescindible para alcanzar una buena calidad de vida. Por esta razón, el cuidado de los ojos es un elemento que no debe dejarse pasar. Con el paso de los años, es natural perder visión progresivamente. Gracias a las lentillas y las gafas, muchos de estos problemas se pueden corregir. Sin embargo, en ocasiones es necesario un tratamiento médico o una intervención quirúrgica para solucionar ciertas patologías oculares. La salud ocular se puede cuidar en el día a día, intentando trabajar en habitaciones iluminadas, limitando el tiempo que pasamos mirando pantallas digitales y realizando descansos visuales, así como cuidando la alimentación, protegiéndonos del sol, etc. Algunas de las enfermedades de los ojos más comunes son los defectos refractivos (miopía, hipermetropía, astigmatismo y presbicia) el glaucoma o las cataratas. En este artículo, nos centramos en los defectos refractivos, que afectan tanto a niños como a adultos. Miopía, la incapacidad de ver de lejos La miopía es una de las enfermedades oculares más comunes. Se debe a un problema de enfoque producido porque el globo ocular es demasiado largo o porque la córnea tiene una forma atípica. Las personas que padecen este problema ven de cerca correctamente, sin embargo, tienen problemas para distinguir los objetos lejanos. La miopía suele aparecer durante la niñez o juventud, etapas en las que es importante realizar revisiones periódicas y cambiar la graduación cuando sea necesario. A partir de los 20 años la miopía acostumbra a estabilizarse. Según un estudio elaborado por la Asociación Visión y Vida, un 65,4% de las mujeres padecen miopía frente a un 54,7% de los hombres del mismo rango de edad, lo que demuestra la alta incidencia de este problema ocular. En él influye el componente genético y también puede tener un papel el exceso de visión cercana, principalmente debido a las horas que pasamos mirando pantallas digitales. La miopía puede corregirse con gafas o lentes de contacto, así como tratarse exitosamente mediante la cirugía refractiva, ya sea láser o con lentes intraoculares.
Astigmatismo, ver el mundo borroso Este problema ocular se caracteriza por provocar una visión borrosa a cualquier distancia y es debido a que el globo ocular no es redondeado sino ovalado. El problema surge cuando los rayos de luz no pueden enfocarse en un solo punto de la retina, lo que ocasiona su dispersión y un mal enfoque. Se trata de uno de los problemas oculares más comunes en la población y puede ocasionar dolores de cabeza y fatiga ocular debido a que el paciente ve desenfocado tanto de lejos como de cerca. Se calcula que el astigmatismo afecta a alrededor del 20-30% de la población. A diferencia de otros problemas de refracción como la miopía o la hipermetropía, que pueden aumentar con los años, el astigmatismo se mantiene estable con el paso del tiempo. El uso de gafas o lentes de contacto es el tratamiento más frecuente, aunque también está la opción de la cirugía refractiva.
Hipermetropía, problemas para ver objetos cercanos La hipermetropía también es uno de los defectos de refracción más comunes en la población. Esta enfermedad ocular provoca que los objetos cercanos se vean borrosos debido a que el globo ocular es demasiado corto o la córnea tiene una forma diferente. La hipermetropía suele surgir en la infancia y puede afectar al rendimiento escolar de los niños y ocasiones otros problemas oculares asociados, como estrabismo o ambliopía, lo que se conoce comúnmente como ojo desviado u ojo vago, respectivamente. Para la corrección de la hipermetropía se recomienda el uso de gafas u otras alternativas a valorar con el especialista, como las lentes de contacto o la cirugía refractiva.
Presbicia, pérdida de visión con la edad
La presbicia es un defecto refractivo que, como la hipermetropía, también ocasiona visión borrosa de cerca. Sin embargo, la diferencia es que aparece con la edad, normalmente a partir de los 45 años, debido al proceso natural de envejecimiento que hace que el cristalino o lente natural del ojo vaya perdiendo su capacidad de enfoque. La primera señal suele ser la dificultad para leer o mirar el móvil y la necesidad de alejarse para poder ver las letras con nitidez. Para evitar esta incomodidad, pueden utilizarse gafas o, a medida que avanza el proceso, plantearse una corrección quirúrgica con cirugía refractiva.
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