Los factores por los que una persona llega a desarrollar una enfermedad mental pueden ser muchos. Factores como la genética, un suceso trágico, una mala experiencia y, especialmente el estrés, pueden derivar en depresión y en otras enfermedades mentales.
La vida diaria nos lleva a estar en un ritmo acelerado, y la sociedad también nos invita a ello. El trabajo, la casa, la familia, estar guapo, hacer deporte y muchas otras “obligaciones” hacen que a veces sintamos que no llegamos a todo. A esto se le suma la crisis, la falta de trabajo o la incertidumbre laboral, que hacen que el estrés siempre esté presente. Y si bien el estrés puede desembocar en patologías físicas como dolores de cabeza, urticarias o caída del cabello, en muchas ocasiones, y cada vez más según los expertos, deriva en una depresión o en otro tipo de enfermedad mental.
Este fue el caso de Raquel Rebollo, una mujer que con 40 años trabajaba en el sector de ventas, y en la que a priori, todo estaba bien en su vida. “Tenía un marido atento, dos niñas, un trabajo con el que viajaba, parecía perfecto”, sin embargo, empezó a tener demasiado trabajo y de tanto viajar empezó a sentirse mal. “Al principio no sabía qué era, me hicieron varias pruebas, incluso pensaron que podía ser una enfermedad neurológica, pero finalmente me diagnosticaron depresión mayor aguda con severa ansiedad y grave trastorno motor”. Raquel empezó con depresión, sufrió anorexia llegando a perder casi 20 kg, después pasó por una fase de euforia máxima, y aunque la siguen tratando farmacológicamente y con psicoterapia, no está satisfecha, “detecto muchas carencias en el manejo de paciente y considero que el abordaje debería ser integral”, señala.
Y no es sólo su impresión, los datos estadísticos están de su parte. Durante el XVIII Congreso Nacional de Psiquiatría, que se está celebrando en Santiago de Compostela, se ha presentado el dato de que el 50% de los pacientes con depresión no reciben los tratamientos adecuados. Los motivos son diferentes, “en algunos casos los pacientes no están bien diagnosticados, hay pacientes reticentes a recibir tratamiento, se medica demasiado…”, afirman los expertos
Tal y como explica Rebollo, “en muchos casos es por culpa del estigma de los trastornos mentales, no importa decir que vas al médico. Pero, si dices que vas al psiquiatra, la gente te mira mal”, asume.
Pero en opinión de la paciente lo que realmente falla es el sistema, “hay mucha falta de coordinación, tanto entre los profesionales como entre las autonomías, asociaciones y otros organismos e instituciones“, relata. “Yo trabajaba en el sector del marketing farmacéutico y mi marido es periodista de salud y aun así estamos perdidos, no entendemos la información que nos llega, no sabemos dónde acudir, ¿si nosotros estamos así, qué no sentirán otras familias y pacientes?”, se lamenta.
Una de las principales quejas de esta familia es la falta de apoyo por parte de todos los organismos, “cuando más apoyo necesitas es cuando más solo te encuentras. Recibes un sobre donde se te comunica la incapacidad junto a una guía, que apenas puedes leer y entender debido a tu enfermedad, no sabes cómo abordarlo… esto me provocó una grave crisis. De igual manera nadie nos aconsejó o nos dijo cómo debíamos manejarlo con nuestras hijas que han sufrido los daños colaterales de la enfermedad”. Raquel afirma que hay asociaciones para familiares y pacientes, pero no ha encontrado aún una asociación de pacientes con la que se sienta plenamente identificada, ya que las ve como grandes estamentos burocráticos.
Y eso que es una enfermedad que aumenta, “entre el 4 y 5% de los españoles padece anualmente esta enfermedad”. Pero además, se han observado que el riesgo de sufrir un episodio grave supera el 10%, y ese riesgo “se da más en mujeres que en hombres, con una relación de tres a uno”, según señalan los especialistas.
En definitiva, los pacientes piden que se les escuche, que se entienda que una depresión es una enfermedad, y que hay que tratarla como tal, “la gente piensa que es un estado de ánimo, y utiliza la expresión estar depresivo como algo normal, y eso nos duele, no es una actitud ante la vida, es una enfermedad y como tal debe ser respetada”, señala Rebollo.
Por ello, pide ayuda a los profesionales, a familiares y a las diferentes comunidades más coordinación, ya que así, además de estar mejor atendidos se sumarían fuerzas, recursos e incluso se abaratarían costes. Y sobre todo, manda un mensaje de aliento a todos aquellos pacientes con alguna enfermedad mental de que no están solos, “cuando sufres una depresión piensas que estás solo, pero no es así, siempre habrá alguien a tu lado dispuesto a ayudarte, no te calles, habla y comparte”, finaliza.
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