Las diferencias económicas, raciales, religiosas, políticas, de poder o de supervivencia, en suma, se siguen dirimiendo con las armas más o menos sofisticadas hasta conseguir el sometimiento, la destrucción, la sumisión del enemigo que pasa a ser el vencido a todos los efectos, incluso los más degradantes. Desde esta perspectiva histórica, ciertamente no muy halagüeña, difícilmente puede sorprender a nadie que el siglo XX haya contribuido a la historia de los horrores de la humanidad con una nueva forma de explotación del hombre por el hombre: el tráfico de órganos España es líder mundial en donación de órganos en 2022, según datos de la Comisión Europea, se efectuaron 122.341 trasplantes en todo el mundo. De ellos, 76.397 fueron de riñón, 30.275 de hígado, 7.840 de corazón, 5.765 de pulmón, 1.910 de páncreas y 151 de intestino. En pleno siglo XXI, el trasplante lo podemos ver desde dos ángulos con diferente perspectiva, y considerarlo desde dos posiciones, la primera como un regalo altruista, y una segunda, con carácter ilícito y reprochable, como un sistema de mercado, y que en realidad las dos tienen un nexo en común, la escasez de órganos para el trasplante.
Vamos a considerar esta escasez como una necesidad de sensibilizar a las familias para convertirlos en donantes en potencia, para contribuir a salvar vidas, y la segunda posición como un mercado negro lo que contribuye a un enriquecimiento de unos en este mercado ilícito e inmoral. La aceptación de la muerte en cada cultura se percibe de una manera, y en muchas de ellas se recibe con mayor naturalidad que en la nuestra, aunque tal vez, en estos sitios la tecnología médica no esté tan desarrollada.
A lo largo de los siglos se conocen cruentos sacrificios indiscriminadamente, de la práctica de trasplante de órganos que han marcado heridas culturales, que trascienden hasta la actualidad, para ejemplo un botón, citamos lo sucedido en los campos de concentración de Polonia y que basado en ello, durante muchos años nos hemos enfrentado, a un debate público y académico que ha servido a las investigaciones antropológicas sobre las redes y las prácticas de los trasplantes de órganos.
Entramos en debate cuando ponemos encima de la mesa la existencia o no, de un tráfico ilegal de órganos humanos, algo que para algunos es un problema a tratar y eliminar de nuestro día a día y para otra ficción.
Si el tráfico de órganos habita en las sombras, dicen expertos, es porque muchos lo han permitido. Empezando por algunos gobiernos. Es muy difícil obtener cifras reales,los Estados son reticentes a asumir que tienen tráfico de órganos dentro de sus fronteras, a no ser que haya un escándalo puntual como ha ocurrido actualmente en Sudáfrica.
Los Paises pueden llegar a asumir que tienen prostitución, tráfico de drogas etc. y no pasa nada porque todos los otros Estados los tienen, pero no tráfico de órganos. Según cifras de 2020 publicadas por Organs Watch -organización que rastrea el tráfico ilícito de órganos-, cada año se venden de manera ilegal entre 15.000 y 20.000 riñones en todo el mundo Nuestro sistema sanitario es líder mundial en donación de órganos y no existe la necesidad de donaciones de otros lugares, que sí padecen otros muchos países, como referencia el 2022 , de los más de 120.000 trasplantes realizados en todo el mundo solo cubrieron el 10% de las necesidades globales según datos de la Organización Médica Colegial de España.
Al igual que es un referente en mundial en el control del tráfico de órganos y el llamado turismo de trasplantes, por lo que muchos otros países han copiado el modelo diseñado por la Organización Nacional de Trasplantes (ONT).
Desde un punto de vista legislativo son importantes las disposiciones legales como por ejemplo nuestra Ley de Trasplantes y el Real Decreto que la desarrolla por el que se regulan las actividades de obtención, utilización clínica y coordinación territorial de los órganos humanos destinados al trasplante y se establecen requisitos de calidad y seguridad, donde se establece la prioridad en los aspectos clínicos.
España es líder en trasplantes, no solo por ser una sociedad generosa y concienciada con la donación, sino por el conocido como Modelo Español, un programa cuyo objetivo es "no fallar en la identificación" de los potenciales donantes. El “Spanish Model”, son un conjunto de medidas adoptadas en nuestro país para mejorar la donación de órganos. Dicho modelo, ampliamente descrito en la literatura científica, ha sido recomendado por la OMS y se está aplicando en diferentes partes del mundo con resultados muy similares a los obtenidos en nuestro país.
|