Como si debajo de la propia isla se encontrasen las mismas entrañas de la Tierra, en la superficie emergen formaciones imposibles de encontrar en algún otro lugar del planeta. Tanto es así, que el escritor Julio Verne imagino en la novela “Viaje al centro de la Tierra”, publicada en 1864, que se accedía a ella a través del glaciar volcánico Snæfellsjokull, al oeste del país.
Islandia, aún siendo la segunda isla más grande de Europa con 100.000 kilómetros cuadrados, solo está habitada por 370.000 habitantes, lo que muestra bien a las claras que se trata de un territorio indómito de paisajes volcánicos, interminables cascadas, glaciares gigantes, volcanes, géiseres, termas y campos de lava. Y sus habitantes, irredentos supervivientes a los rigores climáticos.
Se ubica justo al sur del Círculo Polar Ártico, entre las placas tectónicas Euroasiática y Norteamericana, lo que favorece que cada pocos años algunos de los numerosos volcanes que lo pueblan entre en erupción. Y al norte tan solo encontraremos Groenlandia y el Polo Norte. Por eso su clima es frío, aunque más suave de lo que casi todo el mundo imagina. Eso sí, tremendamente cambiante en todas las estaciones.
La visita
¿Qué cual es el mejor momento para visitar Islandia? En cualquier momento. En verano porque podrás disfrutar del sol de medianoche; mientras que en invierno porque lo harás con las auroras boreales. Pero si no soportas el frío, los meses de verano son más benignos, aunque rara vez encontraras temperaturas superiores a 15ºC.
Y recomendable también es ir aprovisionados de algo de comida envasada al vacio, porque los precios en restaurantes económicos no bajan de los 25/30 euros por persona. Y si hablamos del alcohol el coste se dispara: una cerveza, alrededor de 9 euros y una botella de vino, 16/17 euros.
Por alojamientos hoteleros de 3* pagaremos entre 150/200 euros una habitación doble con desayuno incluido, en temporada alta y de 100 euros, en temporada baja; mientras que en los campings, 12/14 euros por persona y noche. Y sin nos movemos en coche de alquiler lo mejor es hacerlo con un 4x4, existiendo numerosas compañías de Rent a Car, con diversas modalidades de arrendamiento.
Reykjavic, punto de partida
Comenzaremos por Reykjavic , capital del país, como punto de partida, a la cual podemos acceder desde España a través de vuelos regulares que parten de Madrid, Barcelona o Alicante o en barco desde Copenhague, Gotemburgo o Hamburgo.
Una ciudad sosegada en la que habitan un tercio de los habitantes de Islandia. Una urbe sin apenas tráfico, ornamentada por una variopinta sinfonía de colores de sus casas, edificios, lagos y jardines y la impresionante iglesia de Hallgrímskirkja, que alcanza los 75 metros de altura y es visible a más de veinte kilómetros de distancia. Y a dos horas de camino en coche hacia el norte se eleva la montaña Kirkjufell , de perfecta forma cónica, origen volcánico y 460 metros de altitud.
A poca distancia de Reykjavic, se ubica la ruta turística conocida como el Círculo Dorado donde nos encontraremos el espectacular parque nacional de Thingvellir: con las cataratas de Öxararfoss, los surtidores naturales de Geysir, expulsando constantemente agua hirviendo de las tripas de la tierra y Gullfoss, uno de los saltos más impresionantes de la isla.
A través de carreteras de tierra llegamos a las llamadas Tierras Altas de Islandia, apenas habitadas, en el interior del país. Observaremos numerosa actividad volcánica, destacando Sigöldugljufur, un cañón asombroso, rodeado de cascadas; las aguas termales de Reykjadalur, a 40ºC de temperatura y el glaciar Seljalandsfoss , una de las cataratas más visitadas de Islandia , con un caída de agua de casi 60 metros de altura sobre un acantilado.
Una isla dinámica y evolutiva
Continuando hacia el sur de Islandia nos topamos con el Parque Nacional de Skaftafell –colmado de saltos, lenguas glaciares, lagos helados e icebergs que se alzan incólumes– y con otra importante cascada, Skogafoss . A una hora de camino hacia el interior está Fjaörárgljúfur, uno de los cañones más espectaculares de la isla con miradores y plataformas que nos ofrecen una perspectiva única para su contemplación y el glaciar Vatnajökull , el más grande de Europa con varios brazos. Y más al este se ubica Stoksnes, una playa única de arena volcánica.
En el este de Islandia se emplaza la cascada Hengifoss, con 128 metros de altura entre columnas basálticas y capas rojas de arcillas; Seydisfjördur , uno de las localidades más pintorescas en los fiordos orientales y la catarata Detifoss, de 45 metros de altura, que se origina por el deshielo de los glaciares próximos.
Y de camino al norte de la isla, se ubica el lago Myvatn, con sus cráteres alineados, cuevas y formaciones de lava que lo circundan y muy cerca de allí la catarata de Godafoss o Cascada de los Dioses, la más espectacular de Islandia.
Ya en la costa se sitúa la ciudad de Akureyri, la capital del norte de Islandia, de clima más templado gracias a su resguardo en un fiordo. Urbe de poco más de 20.000 habitantes, muy coqueta, con numerosos museos y el hermoso jardín botánico de Lystigarour. Y a 90 kilómetros hallamos Husavik, importante población pesquera y limítrofe con el Círculo Polar Ártico, desde donde parten embarcaciones para el avistamiento de ballenas.
Islandia es dinámica. Una isla en constante evolución paisajística, unos parajes moldeados por las constantes erupciones y una orografía esculpida por los flujos de lava. Una naturaleza diferente, evolutiva, bravía. Una isla de hielo y una isla de fuego. Un territorio inédito, de grandes extensiones yermas y formaciones nunca contempladas.
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