Budapest, también conocida como el París del Este y legendaria por sus famosos balnearios, es una de las capitales más agraciadas para visitar en el viejo continente. Las dos orillas del río más largo de Europa, el Danubio, están flanqueadas a un lado por Buda, la vieja urbe medieval, y al otro por Pest, la parte moderna, ambas origen de la actual capital de Hungría y unidas por el famoso Puente colgante de las Cadenas, símbolo de la ciudad.
Crisol de religiones y culturas, Budapest es una ciudad de contrastes, ensalzada por numerosos escritores y con un rico legado y vasto patrimonio.
Buda
En la añeja ciudad medieval de Buda se emplazan el Castillo y el Bastión de los Pescadores, a los cuáles se accede tras un sinuoso y agradable paseo ascendiendo desde el Puente de las Cadenas la inclinada colina a través de vetustas calles. El bastión fue la primitiva muralla que en el Medievo circundaba parte de la antigua urbe y que ahora se ha tornado en un magnífico mirador desde donde se contempla con todo su esplendor el Parlamento, el Danubio y detrás la moderna Pest.
También se halla la iglesia de Matías, la primera edificada en el país durante el reinado de Esteban I, fundador del estado magiar y lugar de coronación de numerosos reyes de esta etnia, con más de 700 años de antigüedad y uno de los templos religiosos más representativos de la arquitectura ecléctica.
Baños turcos y piscinas termales jalonan la orilla de Buda del Danubio y en el monte Gellert se halla la Ciudadela, la antigua fortaleza de la dinastía Habsburgo; el famoso Balneario Gellert, escenario de numerosos rodajes cinematográficos; el grandioso Palacio Real, sede actual del Museo de Historia, la Galería Nacional y de la Biblioteca Nacional; el mirador natural, construido entre 1848 y 1849 con el fin de hacer de vigía de la ciudad y la Estatua de la Libertad, levantada una vez finalizada la II Guerra Mundial para conmemorar la liberación de Hungría.
Pest
Pest, como ya se mencionó anteriormente, es el origen de la ciudad moderna. Y en su orilla se halla el rimbombante edificio del Parlamento con casi 700 salas, de estilo neogótico y con una soberbia cúpula central en la que se ubican las efigies de los reyes de Hungría. Actualmente, es el tercero más grande del mundo, superado por el de Bucarest (Rumania) y el Buenos Aires (Argentina), con una longitud de 268 metros de largo y 118 metros de ancho.
La Basílica de San Esteban, el mayor templo de la ciudad, compite en altura con el parlamento y en su interior cobija uno de las reliquias más simbólicas de Hungría, la mano momificada del rey Esteban I, descubierta en la apertura de su tumba e identificada por el anillo que portaban los soberanos de la época.
Mientras que el cubierto Mercado Central, uno de los más grandes de Europa, que data del siglo XIX, alberga tiendas de artesanía y restaurantes donde se puede paladear las mejores exquisiteces de la gastronomía húngara, hallándose junto a otro de las grandes puentes que engalanan el Danubio a su paso por Budapest, el Puente de la Libertad.
En la larga Avenida Andrassy, que salvando ciertas distancias se la considera gemela de los Campos Elíseos parisinos, y que se extiende durante más de tres kilómetros de longitud, se emplazan edificios tan colosales como el de la Ópera Nacional, de estilo neorrenacentista, inaugurada en 1887; el Museo del Terror, en el que se expone numeroso material fotográfico y documentos de la ocupación nazi y soviética; y los viejos cafés del siglo XIX, con una decoración decimonónica, lujosa, exuberante y espectacular.
La ostentosa avenida desemboca en la Plaza de los Héroes, donde se erigen las estatuas de los líderes tribales húngaros, reyes e importantes personalidades y está coronada por una columna que alcanza los 36 metros de altura culminada por el arcángel Gabriel. Mientras que en el parque aledaño, el pulmón verde de la ciudad, se halla el balneario Szechenyi, los mayores baños termales medicinales de Europa con 15 piscinas, el lago artificial que se convierte en pista de hielo en invierno y el castillo de Vajdajunyad, remedo de los viejos castillos de la vecina Transilvania.
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