Si hace unos meses se dio la voz de alarma con el desmesurado consumo del fentanilo, conocido como la ‘droga zombie’, en los Estados Unidos y su irrupción en Europa, el GBH (ácido gammahidroxibutírico) o éxtasis líquido lleva ya un tiempo extendiéndose entre la población joven, y no tan joven.
Y si peligrosa es una, tanto o más es la otra. El fentanilo provoca aletargamiento, relajación, desconexión del entorno y sensación falsa de bienestar, alterando sensiblemente la actividad muscular y la percepción de las emociones y en dosis altas puede provocar confusión, alucinaciones auditivas y visuales, delirios y mareos.
Mientras que el éxtasis líquido tiene efectos ansiolíticos, que si bien aumentan los efectos estimulantes en un principio con síntomas como la euforia, la desinhibición o una placentera sensación de tranquilidad, posteriormente provoca somnolencia y disminución de la conciencia y, en casos graves, náuseas, vómitos, temblores que pueden conducir hasta el coma.
Muchos de sus consumidores creen que eleva la líbido y desinhibe, por eso en muchos casos se la relaciona como una droga sexual, cuyo último fin es conseguir la sumisión química de la víctima. Y se ha extendido la creencia entre sus consumidores que estimula, que es afrodisíaco, que aumenta la potencia sexual, etcétera. Pero su uso habitual puede desembocar en la aparición de muy serias patologías psiquiátricas.
Manipulación y diseño
El fentanilo se halla de manera natural en la planta de la amapola pero su manipulación química la permuta en una potente droga letal debido a las sustancias psicoactivas que se le añaden. En cambio, el éxtasis líquido está diseñado por completo en laboratorio y fue concebida en un principio como anestésico hace año más de sesenta años, aunque de eficacia muy limitada.
Posteriormente, se le dio un uso como anabolizante y estimulante de la hormona del crecimiento. Hasta que en los últimos años comenzó a comercializarse ilegalmente en el mercado negro, consumiéndose por vía oral y mezclada con agua, zumos o refrescos o también con alcohol, con lo cual su efecto pernicioso se multiplica exponencialmente. Se absorbe de inmediato a través del aparato gastrointestinal y actúa directamente en el sistema nervioso central.
Ambas, fentanilo y éxtasis líquido, tienen un bajo coste y ese es uno de los principales motivos por los cuáles se ha generalizado y extendido su consumo y debido a su patrón de uso alterado se convierten en altamente adictivas en los dos casos.
El Observatorio Europeo de la Drogas y las Toxicomanías de la Unión Europea ha informado en su último estudio publicado este mismo año que España ocupa el tercer lugar, tras el Reino Unido y Dinamarca, en el consumo de drogas de síntesis, de las cuales forma parte el GBH o éxtasis líquido. Y junto a Alemania también encabeza la lista de los países donde más se consume fentanilo, según recientes informes divulgados por la OMS (Organización Mundial de la Salud). Aunque bien es cierto, que en España predomina su uso terapéutico en un alto porcentaje, es decir como analgésico y no como droga.
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