El colgado de las ramas de un árbol, el ingenuo creador lleno de reflejos, el rómpelo todo sin traición, el aprendiz atento y el suculento plato de abstracción. Hablo de Héctor Poleo.
Fue un hijo adorado de José María Poleo y Luisa Antonia Guadarrama que en 1924 sufre un accidente que lo hace perder la visión de su ojo izquierdo. A partir de este marcado año, inicia estudios de violín hasta 1931.
En 1930 ingresa en la prestigiosa Academia de Bellas Artes, de la cual sale siete años más tarde. Sus maestros fueron Antonio Edmundo Monsanto, Antonio Esteban Frías y Marcos Castillo. Sus obras de esa época fueron paisajes de pincelada más bien ancha, como "Vaquera de Gamboa", en 1935.
En 1937 expone por vez primera en el Ateneo de Caracas y en el 38, viaja a México, donde asiste encantado a la Academia San Carlos y se relaciona con el grupo Gráfica Popular, que contaba entre sus integrantes a Zalea y Chávez Morado.
En 1940 viaja por primera vez a los Estados Unidos, participando en la muy visitada "Exposición latinoamericana" del Museo Riverside de Nueva York. En 1941 regresa a su país, Venezuela, expone en el MBA y visita con entusiasmo e interés los estados andinos, llenos de nieve, misterio y encanto. En 1942 permanece durante un mes con el pintor Pedro León Castro en San Rafael de Mucuchíes. De este año data "Los comisarios" (colección GAN), Premio John Boulton del IV Salón Oficial en 1943. Las obras de ese período dejan ver su inteligencia para el dibujo, la suavidad en la aplicación diluida de los colores y la gran influencia en paisajes y escenas del realismo social propugnado por la escuela mexicana, que dominaba para aquel entonces el panorama del arte latinoamericano.
En 1944 recibe el primer premio del II Salón Arturo Michelena con su obra: "Fecundidad".
Entre 1944 y 1949 vive en Nueva York. Se ve muy afectado por la guerra en Europa, así, las obras de estos años expresan pesimismo, tristeza, gran desolación y un muy acentuado surrealismo. Era, en verdad, un surrealismo más racional y sincero que onírico, más cerca de lo tradicional que de lo barroco. Es la época de su "Autorretrato", del "Regreso de la noche", con las cuales llegaría la muerte de un período de su obra, que no tardaría en manifestarse a partir de 1949.
Así pues Héctor Poleo fue dibujante, artista gráfico, pintor y diseñador de tapices, porcelanas y obras monumentales. Cubrió muchas facetas del arte.
Realizó estudios de primaria en Caracas. En 1930 ingresó en la Academia Nacional de Bellas Artes, siendo sus profesores Marcos Castillo, Antonio Edmundo Monsanto, Antonio Esteban Frías y Federico Brandt. En 1937 presentó su primera exposición individual en el prestigioso Ateneo de Caracas. Ese mismo año participa entusiasmado en una muestra colectiva en la Exposición Internacional de París, donde su obra fue honrada con la Medalla de Plata.
En el 38, obtuvo una beca para estudiar pintura mural en la Academia San Carlos de México. Allí logró apropiarse de un modo muy personal del movimiento pictórico indígena.
En el 40, viaja a los Estados Unidos, constituyéndose este viaje en el primer acercamiento con los artistas primitivos flamencos e italianos desde un punto de vista temático y técnico.
Entre el 41 y 43, viajó por Ecuador y Colombia, con un marcado interés por el conocimiento de las realidades sociales imperantes en ambos países.
Efectuó también en su patria, un recorrido por la región andina; de esa experiencia nace su conocida obra "Los tres comisarios" de 1942, con la que obtuvo el premio John Boulton en el IV Salón Oficial Anual de Arte Venezolano.
En 1944 viajó nuevamente a Estados Unidos, residenciándose en Nueva York, En 1947 obtuvo el Premio Oficial de Pintura en el VIII Salón Oficial Anual de Arte Venezolano y fue beneficiario de un premio-beca Guggenheim en Nueva York. Su obra "Familia andina" será, a partir de entonces, una de las más reproducidas y admiradas de la colección donada por la IBM al Museo Latinoamericano de Washington.
Se traslada a Europa en 1948. Fue una época de penetración en el fenómeno de la luz y la investigación propiamente creativa.
En 1949 contrajo matrimonio con la ceramista Adelita Rico. Luego viajó por Italia, Suiza, Bélgica, Holanda e Inglaterra. Poleo Guadarrama integró a sus trabajos, ritmos y variados colores dentro de una búsqueda del llamado arte óptico. Desaparecen así los fondos en perspectiva para dirigirse hacia un romántico ordenamiento abstracto-geométrico.
En 1952 lo expulsan de Francia por infundadas acusaciones de activismo político, por lo cual regresó a Venezuela. En 1953 participó en la II Bienal de Sao Pablo. Ese mismo año ejecutó el mural dedicado a las fuerzas creadoras de la Universidad Central de Venezuela (UCV) , en el despacho del rector, dentro del proyecto "Síntesis de las Artes", que concibió para esa casa de estudios el arquitecto Carlos Raúl Villanueva. Comenzó a interesarse en las estampas japonesas, los nabis, el fauvismo y el neoplasticismo.
Pudo retornar a París en 1958, estableciéndose allí. Entabló buena amistad con los maestros de la pintura Rufino Tamayo y Emilio Pettoruti. Moldeó y diseñó objetos en cerámica en el taller de Paul Sevegni. Finalmente ha dado inicio a su período Chapeau que iba en contra la radiación atómica, a favor de la tranquilidad y la paz.
Inició la última etapa de su producción pictórica en 1963, llamada: "Figuración poética". En 1969 le fue otorgado el Premio de la Comisión Nacional de la UNESCO, V Gran Premio Internacional de Arte Contemporáneo del Principado de Mónaco. En 1973, sus tapices, diseñados para los talleres d'Aubusson, son considerados por la crítica una renovación en las artes textiles, utilizando ciento veinte colores distintos. Aplaudieron pues esta nueva forma de visualizar unos tapices.
Ya en el año 1974, con Miguel Arroyo, prepara una exposición retrospectiva de su interesante obra, en el Museo de Bellas Artes de Caracas.
En 1975 inicia sus proyectos a escala ciudadana, numismática y publicitaria. Le han encargado en 1978 un vitral de grandes dimensiones para el aeropuerto internacional de Maiquetía Simón Bolívar. Donde también luce la obra de Cruz Diez.
A partir de 1980, se dedica de lleno a la escultura plana y al diseño de joyas inspiradas en el apreciado arte precolombino. Recibió el Premio Nacional de Artes Plásticas en 1986. Ese mismo año, el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas realizó la última retrospectiva de la obra del artista en vida. Poleo Guadarrama dedicó sus últimos esfuerzos al mundo del volumen y la serigrafía. Su obra está dignamente representada en museos e instituciones nacionales y extranjeras, así como formando parte en importantes colecciones de tipo privado.
Como venezolano fue también creyente en el doctor José Gregorio Hernández. Se sabe del doctor, que es luz en la sombra, esperanza en medio de la amargura, ayuda desinteresada y segura, y la esperanza de que la humanidad tome ejemplo, porque ser como él, seguro que no es perder el tiempo.
Poleo creyó en el poder de Gregorio. La vertiente católica se observa en su sentir, vivió en contra de la guerra, igual que el doctor, a favor de la paz y la integridad humana. La concordia y la fe. El colgado de las ramas de un árbol, lució su talento al completo, colgado porque en su arte cuelgan objetos, desde las alturas, no llegando casi nunca al suelo. Así era su interior, un ser que cae sin caer, que cae bien y da algo de pena por su pérdida de visión de un ojo, pero que suple con grandeza con su inmenso talento.
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