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“Caracol, caracol, saca tus cuernos y verás el sol”, eso le decía hoy yo a un caracol que decidí salvar de una muerte segura y llevármelo a casa para mi entretenimiento; pero ahí está, metido en su cueva como los niños, sin asomar un cuerno siquiera.
La verdad es muy clara, pero todos tenemos el derecho a la duda, eso se conoce con el nombre de libertad personal. Dudar, no es condenable, al contrario, es elogiable, aunque sólo sea por el interés que la persona tiene sobre cualquier tema. Tenemos una realidad, que si no se expande en el tiempo, simplemente será un “cuadro costumbrista”, nunca será “historia de nuestra realidad”.
Sin crecimiento, las ganancias o mejoras de cualquier grupo social únicamente se pueden conseguir a costa de otros que empeoren su situación, y la austeridad privada, además, permite la abundancia de lo público, lo cual se necesita para crear una nueva élite de sumos sacerdotes que articulen y prediquen el necesario control de los individuos que evite las desviaciones características de los librepensadores.
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