Se respira tensión
y angustia en Italia. Tras el sangriento comunicado de Monti y de la ministra de
Bienestar sobre las medidas “salva Italia”, los ciudadanos del “bel paese” están
viviendo momentos decisivos para la economía de este país. El anterior gobierno
Berlusconi dejó deudas y agujeros que cubrir, algo que la verdad no sorprende
mucho. Pero, cuando para volver a resucitar una potencia tan importante económicamente
como Italia, hay que recortar por aquí y por allí, sin dejar al margen a los
jubilados, no nos sorprende que la ministra Elsa Fornero rompió a llorar cuando
lo anunciaba.
Mientras tanto, el
presidente Mario Monti anunció que el domingo 11 a las 20:00 horas tendrá una reunión
informal con los líderes de los sindicatos italianos, Susanna Camusso, Luigi
Angeletti y Raffaele Bonanni, que habían criticado duramente las medidas de
Monti y habían solicitado insistentemente una reunión. Entre las peticiones,
se encuentra la atenta revisión del apartado que hace referencia a la
salvaguardia de las rentas más bajas. Con el mismo fin, los sindicados
proclamaron una huelga general para el día 12 de diciembre, con tres horas de
ausencia laboral como protesta contra las medidas proclamadas por el Gobierno.
Lo que piden se resume en normativas que no perjudiquen a los desfavorecidos.
Transportes y Sector Público
Al mismo tiempo,
está prevista para el lunes también la huelga del transporte público, menos que
para el servicio aéreo, marítimo y el de tren. Como también las de asistencia
en carretera y el del Anas (el gestor de la red víal y de carreteras nacional). Por otro lado, el 16 de diciembre tocará a los bancos
que cruzarán los brazos durante toda la tarde en signo de protesta
contra los cambios anunciados por el primer ministro.
La atmosfera
navideña se ve afectada por las huelgas que se producirán a lo largo de todo el
mes de diciembre y no podía faltar el Sector Público que anunció una protesta
para el día 19, con una huelga de ocho horas. Se le añade también la de los
funcionarios de correos que para el mismo día, proclamaron la ausencia laboral
durante las últimas tres horas de cada turno.
Estaba claro que
las medidas anti crisis anunciadas por Mario Monti no dejarían indiferente a
nadie; al mismo tiempo, resulta evidente que para cubrir los gastos y los
despilfarros del anterior Gobierno hay que abrocharse el cinturón muy fuerte.
Lo malo, es que los ciudadanos italianos tardaron demasiado en darse cuenta de
la gravedad de la situación. No obstante, no se puede esperar que para un país
como Italia, con las deudas que tiene y con la crisis mundial que le afecta
directamente, salga del charco sin lesión ninguna. Hay que esperar que, por lo
menos, se reduzcan al mínimo los daños colaterales.
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