En estas fiestas Sanitas recuerda la importancia de buscar en los juguetes una oportunidad para contribuir al desarrollo emocional del niño, estimular su inteligencia social y mantener estos propósitos durante todo el año.
"En una sociedad consumista como la actual, tradiciones como la Navidad se han convertido en una gran oportunidad para comercializar, creándonos una inmensa necesidad de adquirir productos”, señala María Díaz, psicóloga de Blua de Sanitas. Para evitar esta fiebre consumista, Díaz comenta que “entre 3 o 4 por niño sería lo más adecuado, ya que en caso contrario fomentamos el materialismo y no tanto el cuidado o el aprendizaje. De esta manera haremos además que la época de Navidad se centre más en los momentos de familia y en valores como el compartir”.
Para la psicóloga de Blua, “el tipo de juguete adecuado para cada niño es aquel que se adapte a su edad, nivel de desarrollo y personalidad, además de aportarle beneficios a su desarrollo psicomotriz, cognitivo e intelectual, emocional y social”. Es preferible que sean juegos manipulativos y de construcción, favoreciendo así el desarrollo creativo; juegos simbólicos, que faciliten su desarrollo emocional y estimulen la inteligencia social. Elegir bien qué tipo de regalos y enfocarlos a la creatividad, al desarrollo emocional y al motor, así como que los papás hagan un esfuerzo por enseñar lo importante que es el tiempo de juego, serían las claves para fomentar el valor de compartir.
Para conseguir este fin, es interesante hacer peticiones sobre varios tipos de regalos; “por un lado un regalo que necesite, a través de una decisión compartida con los padres; un regalo que desee, como por ejemplo ir juntos a algún sitio bonito; y por último, un regalo que pida para otra persona querida”, recomienda Díaz.
Es recomendable no solo que el juguete guarde relación con la edad del pequeño y evitar juguetes por capricho, para premiar o castigar, sino que estos juegos han de cumplir la función de educar, mediante el desarrollo de valores y cualidades como la imaginación, la creatividad y la socialización, así como capacidades como la lectura o la música.
Mascotas, regalos bélicos y tecnología, ¿sí o no? Es necesario tener en cuenta qué tipo de cuidados necesita una mascota y qué nivel de responsabilidad y compromiso hay que adquirir para su correcta atención. “En la primera etapa de desarrollo existe una predisposición para adquirir hábitos, emociones y valores y por lo tanto es una buena etapa para comprometerse con el cuidado de una mascota en casa”, afirma María Díaz.
Los animales ayudan a desarrollar áreas como la responsabilidad, la conciencia ecológica, o la empatía, que genera sentimientos de comprensión, humanización, y ayuda a gestionar las emociones para interaccionar de forma asertiva.
Concretamente, tener un perro como mascota puede reportar confianza y seguridad en nuestra socialización y generar compromiso mutuo de actividad física produciendo buenos hábitos saludables.
En el caso de tener como mascota a un gato, este aporta compañía, aumenta los estados de relajación a nivel de gestión del estrés y mejora nuestro estado de ánimo.
Con respecto a los regalos bélicos, “solo generan mensajes incongruentes con los que intentamos día a día transmitirles, y por lo tanto, deberían descartarse tanto en estas fechas como en otras etapas del pequeño”, afirma la psicóloga de Blua de Sanitas.
En cuanto a los regalos tecnológicos, hay que cuestionarse qué beneficios y costes puede aportar a nuestros hijos, y si se sustituyen por otras actividades, tareas o juegos que despiertan la curiosidad. En un mundo digitalizado, es necesario tomar conciencia de lo importante que es mantener al niño al día de la realidad en la que vive, pero “sin duda no hacer de esto ni la principal vía de escape en momentos de tensión, ni tampoco el imprescindible recurso de distracción o entretenimiento. Es por esto que se recomienda una supervisión plena por los papás”, comenta la experta.
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