La Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) ha alertado este viernes de que miles de familias aún carecen de refugio, agua potable y asistencia médica en Birmana, donde las réplicas del terremoto del pasado 28 de marzo, que ha dejado ya cerca de 3.700 muertos, "agravan el sufrimiento de comunidades ya golpeadas por el conflicto y la pobreza". Desde la oficina han señalado que, hasta la fecha, se han registrado más de 140 réplicas, algunas de ellas de hasta magnitud 5,9 en la escala de Richter. Esta situación, lamentan, "ha aumentado el miedo y la incertidumbre" y ha "exacerbado el costo psicológico, particularmente en los niños y las familias desplazadas". Asimismo, los constantes temblores han alterado la capacidad de respuesta de la organización en un contexto en el que familias enteras continúan durmiendo a la intemperie, expuestas a innumerables riesgos, y donde se teme que las réplicas "puedan persistir durante meses". Así las cosas, la OCHA ha destacado la especial vulnerabilidad de los niños de las zonas afectadas no solo por el elevado riesgo de enfermedades transmitidas por el agua, sino también por el peligro creciente de la desnutrición "a medida que la inseguridad alimentaria empeora y el apoyo nutricional se vuelve más difícil de brindar". "A pesar de los esfuerzos, la magnitud y la urgencia del desastre exigen mucha más acción, recursos y acceso", ha reclamado la OCHA, recalcando que los medios de vida en Birmania "se han visto trastocados debido a los daños generalizados a las tierras de cultivo, la infraestructura esencial y otros negocios generadores de ingresos". La semana pasada, Naciones Unidas y sus socios lanzaron un llamamiento para recaudar 275 millones de dólares para llegar a 1,1 millones de personas más con ayuda urgente. Esta solicitud se suma al plan de respuesta humanitaria de 1.100 millones de dólares (cerca de 970 millones de euros) lanzado en diciembre de 2024 para ayudar a 5,5 millones de las personas más vulnerables que sufren los efectos de conflictos y dificultades de larga data. El país está sumido en una grave crisis interna desde el golpe de Estado de febrero de 2021, perpetrado por el Ejército para anular los resultados de las elecciones generales de noviembre de 2020. La represión posterior derivó en una guerra civil que ha tenido un enorme impacto sobre la población civil y que se ha visto ahora agravada por el seísmo.
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