MADRID, 10 (SERVIMEDIA)
Amnistía Internacional (AI) denunció este jueves "la violencia sexual generalizada contra mujeres y niñas en Sudán a manos de Las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF, por sus siglas en inglés), con el objetivo de "humillar, asegurar el control y desplazar a comunidades enteras". Según AI, las atrocidades de las RSF, que incluyen violaciones en grupo y esclavitud sexual, constituyen "crímenes de guerra y posibles crímenes de lesa humanidad".
Así se desprende del informe publicado este jueves por Amnistía Internacional bajo el título 'They raped all of us. Sexual violence against women and girls in Sudan' ('Nos violaron a todas. Violencia sexual contra mujeres y niñas en Sudán').
El trabajo documenta la violación de 36 mujeres y niñas, algunas de sólo 15 años, por soldados de las RSF en cuatro estados de Sudán entre marzo de 2023 y octubre de 2024. Entre otros crímenes, el informe recoge la violación de una madre después de arrebatarle su bebé lactante y la esclavitud sexual durante 30 días de una mujer en Jartum, así como brutales palizas, tortura con líquido caliente y cuchillas afiladas y asesinatos.
Según Deprose Muchena, director general de Impacto Regional en Derechos Humanos de Amnistía Internacional, "las agresiones de las RSF contra mujeres y niñas sudanesas son repulsivas, depravadas y tienen como objetivo infligir la máxima humillación".
"Han actuado con una crueldad inimaginable", y llamó al "mundo" a "acabar con las atrocidades de las RSF". Con este objetivo, pidió "cortar el flujo de armas a Sudán", instó a presionar a los dirigentes para que pongan fin a la violencia sexual, y exigió que se obligue a "rendir cuentas a los responsables, incluidos los altos mandos".
La guerra civil de Sudán estalló en abril de 2023 entre las Fuerzas de Apoyo Rápido y las Fuerzas Armadas de Sudán. Hasta la fecha ha causado la muerte de decenas de miles de personas y el desplazamiento de más de 11 millones. Los dos bandos han cometido violaciones graves del derecho internacional humanitario.
CONCLUSIONES
Para el informe, Amnistía entrevistó a 30 personas, en su mayoría supervivientes y familiares en campos de refugiados de Uganda. Todas las supervivientes y los testigos señalan a combatientes de las RSF como responsables.
El uso de la violencia sexual por las RSF desde que se inició el conflicto y en todo Sudán, unido al hecho de que muchos ataques tuvieron lugar en presencia de otros soldados y civiles, "indica que los autores no se sentían obligados a ocultar sus crímenes ni temían una represalia", apuntó AI.
Todas las sobrevivientes entrevistadas relataron que la agresión les causó un daño físico o mental enorme y que tuvo consecuencias devastadoras para sus familias. Todas huyeron de sus lugares de origen después del crimen. Además, numerosas mujeres relataron que los soldados de las Fuerzas de Apoyo Rápido las violaron por considerarlas sospechosas de afiliación a las Fuerzas Armadas de Sudán.
Trabajadoras médicas dijeron que efectivos de las RSF las violaban si no podían salvar a soldados heridos. En uno de estos casos, una enfermera dijo que 13 soldados la secuestraron en Jartum Norte y la obligaron a tratar a hombres heridos de gravedad antes de violarla en grupo y dejarla inconsciente.
Amnistía encontró dos casos de esclavitud sexual en Jartum, uno de ellos el de una mujer que permaneció cautiva en una casa durante un mes. Según las supervivientes, quienes se resistían a la violación corrían el riesgo de sufrir palizas, tortura y otros malos tratos o asesinato. Así sucedió con un niño de 11 años al que un soldado de las RSF mató a golpes cuando intentó ayudar a su madre.
UNA VERGÜENZA
En opinión de Amnistía, estos crímenes documentados son "solo una ínfima parte de los cometido por las RSF". Según Muchena, "todo país que apoye a las RSF, entre otras cosas mediante el suministro de armas, participa de su vergüenza". "La respuesta del mundo ha sido igualmente vergonzosa", prosiguió, ya que "víctimas y sobrevivientes carecen de atención sanitaria y de justicia".
Ninguna de las mujeres entrevistadas recibió atención oportuna después de la violación ni denunció los ataques a las autoridades sudanesas, debido a la continuidad de los combates y al miedo a sufrir estigma o represalias. Algunas padecen dolores renales, menstruaciones irregulares, dificultades para caminar o trauma psicológico de larga duración. Los niños que han visto violar a sus familiares sufren pesadillas.
Según el informe, todas las sobrevivientes aseguraron que su prioridad era conseguir tratamiento médico para las lesiones y las enfermedades causadas o para las dolencias contraídas en su cautiverio. Sin embargo, los recortes en los programas financiados por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) empeoran "las perspectivas de acceder a atención de la salud sexual integral", lamentó.
Las sobrevivientes también reclaman justicia y rendición de cuentas. Las mujeres de Sudán ni dirigen ni participan en la guerra, pero son quienes más la sufren. "Quiero que el mundo entero conozca el sufrimiento de las mujeres y niñas sudanesas y se asegure de que todos los hombres malos que nos violaron son castigados", exigió una de las víctimas en declaraciones a Amnistía.
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