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¿Por qué los recortes no llegan a los sueldos de los políticos?

​A vueltas con la educación

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No puedo comprender como se debe a los profesores la nómina del mes de septiembre, cuando se realizan gastos superfluos en todas las áreas. Es cierto que sufrimos una fuerte recesión y una crisis que nos afecta a todos, pero no creo que se pueda justificar el no pagar a los profesores. ¿Por qué los recortes no llegan a los sueldos de los políticos? Tenemos una clase política totalmente “inútil” en todas las ideologías: no hay ninguno que se libre del estado de la inutilidad porque todos quieren chupar de la teta de la vaca, llamada “Estado” y resulta que no llega a todos la leche por igual. Solo saben poner impuestos y gravámenes injustificados, porque las subidas impositivas no repercuten luego en la mejora del nivel de vida del conjunto de los ciudadanos. De ahí que el profesorado se declare en huelga.


A decir verdad, compadezco totalmente a los profesores, porque son un ejemplo de paciencia, sencillez, humildad y ganas de aguantar a unos críos que los padres han dejado perder, sobre todo, en el tema de los valores humanos. Son un selecto grupo de inútiles, a los que se les premia por no hacer nada. Es la generación “nini”. Son unos vagos en potencia, que no hay quien los aguante. Y ahí están los profesores aguantando estoicamente las burradas de los niñitos. Solo por eso, ya se les debía pagar. Soy de la opinión que a los niñatos los aguante su padre y su madre, porque los profesores no tienen porque hacerlo. Pero los educadores, argumentan la mayoría que su profesión es vocacional, por lo tanto, son capaces de soportar todo lo que les viene encima. La heroicidad no se paga con dinero, pero las facturas del mes y vivir, si que tiene un alto coste, que no han recibido.

En este contexto, educar resulta la tarea más complicada de todas las que tenemos delante. A veces tengo la sensación de que son unos seres pacientes, sobre todo partiendo de mi propia experiencia.


Tuve la suerte de tener unos educadores magistrales (bueno hubo algún hijo de satanás que me hizo pasármelo muy mal, pero la mayoría no son así), los recuerdo con mucho cariño y sobre todo porque me dieron a conocer unos valores que sigo manteniendo. Pero no solo fueron ellos los que nos daban los conocimientos, también nuestros padres les ayudaban a realizar esa labor. No solo viene a mi memoria, el momento de entregar las notas para que te las firmaran, sino los comentarios paternos acerca de las distintas actitudes que presentabas ante las asignaturas y sobre todo tu comportamiento para con los profesores y tus compañeros. Solíamos todas las noches, leer varios capítulos de un determinado libro. Mis primeras lecturas fueron La Celestina de Fernando de Rojas, El Buscón de Francisco de Quevedo y El Capital de Carlos Marx. Todos eran leídos en compañía de mis progenitores que explicaban aquellos temas que no comprendías. 


En casa, había radio, y era lo que mas escuchábamos. Luego llegó la televisión, y se veían determinados programas no más de una hora al día, ya que primaba la lectura y la tertulia que se producía sobre todo al terminar de cenar. Compartíamos así cosas que ahora ya no se hacen. Así han salido los nenes y las nenas, que cuando ven un libro salen corriendo porque la tele basura, es lo que les gusta. De ahí que tengamos una generación con la que lidiar de forma complicada, cayendo siempre la responsabilidad sobre los profesores, nunca sobre los padres.


Pensemos que todos tenemos derecho a recibir un sueldo digno. Y sobre todo en la valentía que demuestran las clases educadoras, que son un ejemplo para todos nosotros. Ojalá cobren pronto, porque hay que continuar viviendo y educando. 

​A vueltas con la educación

¿Por qué los recortes no llegan a los sueldos de los políticos?
Manuel Ibañez Ferriol
lunes, 17 de octubre de 2022, 09:40 h (CET)

No puedo comprender como se debe a los profesores la nómina del mes de septiembre, cuando se realizan gastos superfluos en todas las áreas. Es cierto que sufrimos una fuerte recesión y una crisis que nos afecta a todos, pero no creo que se pueda justificar el no pagar a los profesores. ¿Por qué los recortes no llegan a los sueldos de los políticos? Tenemos una clase política totalmente “inútil” en todas las ideologías: no hay ninguno que se libre del estado de la inutilidad porque todos quieren chupar de la teta de la vaca, llamada “Estado” y resulta que no llega a todos la leche por igual. Solo saben poner impuestos y gravámenes injustificados, porque las subidas impositivas no repercuten luego en la mejora del nivel de vida del conjunto de los ciudadanos. De ahí que el profesorado se declare en huelga.


A decir verdad, compadezco totalmente a los profesores, porque son un ejemplo de paciencia, sencillez, humildad y ganas de aguantar a unos críos que los padres han dejado perder, sobre todo, en el tema de los valores humanos. Son un selecto grupo de inútiles, a los que se les premia por no hacer nada. Es la generación “nini”. Son unos vagos en potencia, que no hay quien los aguante. Y ahí están los profesores aguantando estoicamente las burradas de los niñitos. Solo por eso, ya se les debía pagar. Soy de la opinión que a los niñatos los aguante su padre y su madre, porque los profesores no tienen porque hacerlo. Pero los educadores, argumentan la mayoría que su profesión es vocacional, por lo tanto, son capaces de soportar todo lo que les viene encima. La heroicidad no se paga con dinero, pero las facturas del mes y vivir, si que tiene un alto coste, que no han recibido.

En este contexto, educar resulta la tarea más complicada de todas las que tenemos delante. A veces tengo la sensación de que son unos seres pacientes, sobre todo partiendo de mi propia experiencia.


Tuve la suerte de tener unos educadores magistrales (bueno hubo algún hijo de satanás que me hizo pasármelo muy mal, pero la mayoría no son así), los recuerdo con mucho cariño y sobre todo porque me dieron a conocer unos valores que sigo manteniendo. Pero no solo fueron ellos los que nos daban los conocimientos, también nuestros padres les ayudaban a realizar esa labor. No solo viene a mi memoria, el momento de entregar las notas para que te las firmaran, sino los comentarios paternos acerca de las distintas actitudes que presentabas ante las asignaturas y sobre todo tu comportamiento para con los profesores y tus compañeros. Solíamos todas las noches, leer varios capítulos de un determinado libro. Mis primeras lecturas fueron La Celestina de Fernando de Rojas, El Buscón de Francisco de Quevedo y El Capital de Carlos Marx. Todos eran leídos en compañía de mis progenitores que explicaban aquellos temas que no comprendías. 


En casa, había radio, y era lo que mas escuchábamos. Luego llegó la televisión, y se veían determinados programas no más de una hora al día, ya que primaba la lectura y la tertulia que se producía sobre todo al terminar de cenar. Compartíamos así cosas que ahora ya no se hacen. Así han salido los nenes y las nenas, que cuando ven un libro salen corriendo porque la tele basura, es lo que les gusta. De ahí que tengamos una generación con la que lidiar de forma complicada, cayendo siempre la responsabilidad sobre los profesores, nunca sobre los padres.


Pensemos que todos tenemos derecho a recibir un sueldo digno. Y sobre todo en la valentía que demuestran las clases educadoras, que son un ejemplo para todos nosotros. Ojalá cobren pronto, porque hay que continuar viviendo y educando. 

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