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Jesús Salamanca
La tronera
Jesús Salamanca Alonso nació en Arrabal de Portillo (Valladolid). Maestro. Licenciado en Historia por la UNED. Realiza el doctorado sobre "La cuestión Iglesia-Estado: impacto y reacción en Valladolid durante la Segunda República". Analista político, dedicado a la investigación sobre terrorismo, política y educación. Articulista desde hace veinte años. Colabora en Diario Siglo XXI, El Mundo-Diario de Valladolid, El Mundo-La Crónica de León, Diario Directo, Minuto Digital, Análisis Digital, Asturias Liberal, España Liberal, Foro Liberal, Castilla y León Liberal y Diario Liberal, entre otros. También colabora como firma invitada en Batiburrillo. Durante años ha colaborado en El Norte de Castilla, Escuela Española, Magisterio y diversas revistas locales, sindicales y de opinión.
Ha trabajado en la Obra de Protección de Menores, CENEBAD, Técnico Asesor en la Consejería de Educación de CyL, Asesor Técnico docente en la Dirección Provincial de Educación, sindicalista... Actualmente, además de numerosas colaboraciones diarias en medios de comunicación escritos, trabaja como profesor y director de Centro de EPA. |
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¡Menudo cachondeo se trae el personal con la Oficina de Artes Escénicas, que nunca supo el hermanísimo de Sánchez dónde estaba! No faltan memes al respecto. Hay sobre el asunto más chistes que sobre la tesis falsa del hermano listillo. Y entre los políticos abunda de todo: memes, chistes, mofa, cachondeo, pitorreo, compadreo y evaluación del degenerado enchufismo para un puesto que no le correspondía y para el que no ha dado la talla.
Están perdiendo el relato y el debate, por eso precisan con urgencia censurar las redes sociales. Todo lo tienen en contra y la corrupción rodea «Moncloaca», cerca al felón y falsificador de tesis y atiza a diario a la «catedrática» de trapo, Begoña Gómez. Y no solo aspiran a meterse en su burbuja cercenando las redes, sino que hasta «Napoleonchu» Albares prohíbe a sus embajadores hacer declaraciones o escribir artículos de prensa.
Acaba de empezar la segunda edición del ataque de los zurdos. Se ve que llevan muy mal lo de los micrófonos cuando se les pide respuesta sobre la corrupción del Gobierno, la podredumbre dentro de la familia del felón, las cuentas aparecidas en República Dominicana, el enriquecimiento del portero de puticlubes y su mafia, los dos pisos de señoritas (sic) en Atocha y el protagonismo del ministro Torres, entre otras decenas de casos.
Dudé entre escribir una carta abierta a Vito Quiles y a Bertrand Ndongo o exponer evidentes verdades sobre la izquierda, zurda o siniestra, como ustedes prefieran denominarla. Opté por mi opinión, sin más, que no tiene por qué ser la única, ni la mejor, ni siquiera la más certera. Juzguen ustedes.
Desde el Gobierno lo niegan todo. Es su forma de hacer política, sea mintiendo y negando o escurriendo el bulto como irresponsables que han demostrado ser. Lo están viendo a diario: con Alvarito, en su nefasto papel de fiscal general desprecian lo que el juez comprueba con suma claridad, pero si hasta Miguel Ángel Rodríguez ha presentado los correos y ha echado abajo las mentiras de los ministros «dóberman» y del mismo mentiroso de Moncloa.
Nadie duda que a Begoña Gómez le ha pillado el carro de las falsedades, las mentiras y los silencios. El presidente puede llegar a ver cómo ella es condenada por meter la mano donde no debe y por falsear cuanto la relaciona con la UCM (Universidad Complutense de Madrid), con los viajes a República Dominicana, con el África Cénter, la apropiación indebida y con la extendida trama de Víctor de Aldama y demás aprovechados del erario público.
El Gobierno fracasa con las cantidades de las ayudas a los afectados por la DANA y fracasa, también, con el modelo de ayudas porque son escasas y hay que devolverlas. Transcurrido mes y medio desde la catástrofe comprobamos la inutilidad del Gobierno del dictador Sánchez. Su huida, como conejo con el rabo entre las patas, ya nos hizo pensar que el establecimiento de ayudas no sería de buena fe.
Visto lo visto, con el nombramiento de Teresa Ribera como comisaria de la Comisión Europea, es evidente que la política española se nos ha ido de las manos. Mejor dicho, se le ha ido al Gobierno que, entre las corruptelas y la mafia imperante, tiene paralizado al país, entretenidos a los jueces y con los ministros jugueteando: todos niegan haber recibido comisiones, pero las pruebas de Víctor de Aldama demuestran que sí las han recibido, muchas y gordas.
El nombramiento de Teresa Ribera huele que apesta, aunque el Partido Popular y el Gobierno han escenificado perfectamente su falso enfrentamiento. Dicen en mi tierra que entre hienas no se muerden cuando no conviene o, si lo prefieren, entre bomberos no se pisan la manguera. El caso es que el Gobierno y sus socios ya celebran por todo lo alto ese inútil e inesperado nombramiento.
Estamos en un momento en que la Bolsa española ha perdido la confianza debido a la nefasta gestión y peor gobierno del Ejecutivo de Pedro Sánchez. Es verdad que no faltan escaramuzas e intentos de asomar la cabeza, pero el montante más fuerte no se hará realidad al menos hasta que se disuelva el actual Gobierno en España y que Trump tome posesión, así como empecemos a conocer sus prometidas políticas tras los tumbos y volantazos de Joe Biden en la política estadounidense.
No se dejen engañar por la información que llega a los medios de comunicación desde el Ministerio de Sanidad. Sabido es que la titular del mismo, Mónica García, viene avalada por su muy mala fama desde la Asamblea de Madrid, donde le pillaron en un renuncio de 13.000€ y actualmente ‘okupa’ un chalet reclamado por el Ayuntamiento de Cercedilla, que se ubica en un terreno dotacional donde debe construirse un hospital.
Algunos medios de comunicación no sé de dónde beben, ni lo que beben. Deberían cambiar de camello como María Jesús Montero. Abro la prensa de hoy y leo: «El Ministerio de Sanidad abre la puerta por primera vez en la historia a desmantelar MUFACE en septiembre de 2025…». El inicio del artículo informativo empieza en falso, y no será por la falta de hemerotecas. Casi todos medios de comunicación hablan de 1,5 millones de usuarios, pero ese no es el dato real.
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