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El verano de 2021 está siendo totalmente diferente, con el plan de vacunación España ve la luz al final del túnel y sectores como el del turismo se van despertando del gran letargo en el que se han visto sumidos a causa de la pandemia. Coincidiendo con el fin del estado de alarma y la llegada del buen tiempo, los españoles comienzan a planificar sus días libres, tanto es así que la oferta y demanda de pisos vacacionales se ha visto disparada entre mayo y junio.
El informe mensual de pisos.com reveló que las regiones más caras para vivir de alquiler en julio de 2020 fueron Madrid (1.720 €/mes), Baleares (1.430 €/mes) y Cataluña (1.263 €/mes), mientras que las rentas más económicas se registraron en Extremadura (457 €/mes), Castilla-La Mancha (553 €/mes) y Galicia (579 €/mes). En el último mes, el incremento más llamativo tuvo lugar en La Rioja (2,53%). El mayor ajuste se produjo en Galicia (-4,28%). Respecto al año pasado, Asturias (5,92%) fue la que más subió y Canarias (-8,10%) la que más se rebajó.
En diciembre de 2018, el precio medio de la vivienda de alquiler en la Comunidad Valenciana se situaba en 6,65 €/m2, un precio superior a los 6,32 €/m2 registrados en diciembre de 2017. Esto supone que, teniendo en cuenta el salario promedio registrado en InfoJobs para esta Comunidad, que el pasado año era de 22.200 euros brutos anuales (1.849,97 euros mensuales si lo dividimos en 12 pagas).
El ‘boom’ de los pisos turísticos en los núcleos urbanos parece tener los días contados. Los ayuntamientos de las grandes ciudades se han propuesto poner fin a una tendencia que no ha hecho más que crecer en los últimos años. Este motivo está llevando a muchos propietarios de segunda residencia a plantearse si realmente es más rentable apostar por el alquiler vacacional o por el tradicional.
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