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Cobra prestancia a diario ese combate imperecedero entre lo natural y lo artificial. Las fantásticas creaciones diseñadas por los humanos no consiguen desplazar el encanto natural de los restantes elementos mundanos. El primer aliento de un polluelo, el vuelo de la mariposa, la fascinación del horizonte marino...
Durante la inauguración de la iluminación para la Navidad de la ciudad de Vigo, su exultante regidor Abel Caballero desveló que desde la Estación Espacial Internacional se observaba la poderosa luminosidad que proyectaba y que sus tripulantes “estaban deslumbrados porque la luz de la Navidad ocupaba todo el espacio”.
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