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La primavera produce en algunas personas síntomas como fatiga, debilidad, ausencia de apetito, trastornos de sueño, dificultad para concentrarse y, en general, falta de energía, que se conoce como astenia primaveral. Aunque las causas no están claras, se cree que está relacionada con la dificultad para adaptarse a los cambios de la nueva estación.
La fatiga es uno de los síntomas subjetivos más referidos por pacientes con algún tipo de cáncer. Esta problemática se caracteriza principalmente por la aparición de signos tales como astenia, laxitud, falta de energía o debilidad y, según la Sociedad Española de Enfermería Oncológica (SEEO), afecta a un porcentaje elevado de pacientes oncológicos, entre un 78% y un 96%.
Con la entrada de la primavera, empieza la polinización y llega la astenia primaveral. Es un trastorno o sensación de fatiga y cansancio asociado al cambio de estación y por consiguiente, al aumento de la temperatura. Se trata de una alteración inicialmente física que afecta también a nivel mental a una parte de la población provocada por el cambio de estación, el resurgimiento de las alergias o, en los últimos tiempos, también a causa del covid persistente.
Durante los meses de marzo y abril se produce un aumento rápido de la temperatura y de las horas de luz. Para que nuestro organismo pueda adaptarse a esta nueva situación es necesario un ajuste de nuestros procesos internos
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