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Partimos de la idea, junto a muchos otros, de que la UE no va bien ni en lo político ni en lo económico ni en lo social; ni siquiera en lo cultural. No digamos en lo bélico. Seguramente la Comisión Europea —especialmente la Sra. Von der Layen y el Sr. Borrell, ambos elementos incomprensiblemente pugnaces-- está encantada de su labor, lo cual es más preocupante.
Desde que Pedro Sànchez vistió con los entorchados de Ministro de Asuntos Exteriores al veterano cuadro y militante del PSOE, Josep Borrell, éste ha venido, orgullosamente, haciendo gala de una chulería, a veces indecente, sabiendo que el Presidente del Gobierno nunca le haría apearse del cargo.
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