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La idea de que la inteligencia artificial pueda desarrollar su propia consciencia en los próximos años ha generado mucha curiosidad y debate. Algunos expertos señalan que hay un 20% de probabilidad de que esto ocurra en la próxima década. Sin embargo, ¿qué significa que una IA sea “consciente”? ¿Podría llegar a tener emociones y deseos como los seres humanos?
La autoestima es la valoración que una persona tiene de sí misma, basada en la percepción de su propio valor y capacidades. No se trata de creerse mejor que los demás, sino de reconocer tanto las propias virtudes como las limitaciones. Es un componente esencial del bienestar emocional y de la salud mental, ya que influye en la forma en que nos relacionamos con los demás, en la toma de decisiones y en nuestra motivación para enfrentar retos.
Hoy quisiéramos reflexionar en torno a un problema grave que nos está atravesando hace ya mucho tiempo, a saber, esto que llamo “devaluación educativa”, entendida así por una analogía económica básica que hace referencia a la pérdida de valor de una moneda.
La controversia sobre lo que se denomina meritocracia va más allá de lo que pueda sugerir una primera, y ligera, mirada. El asunto lleva aparejados raciocinios y emociones, así como rutinas y predilecciones, que rebasan el aspecto superficial de un posible debate.
La estimulación cerebral no invasiva puede mejorar la memoria a corto y largo plazo en adultos. Y es que, según datos de un estudio reciente, entre el 85% y el 90 % de los participantes de esta investigación, experimentaron beneficios en su memoria. El estudio consistió en aplicar estimulación transcraneal de corriente alterna durante 20 minutos durante cuatro días consecutivos.
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