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Hace décadas surgió un entramado colectivo en Euskadi que se dedicaba a la violencia callejera. A estos grupos se les denominó “kale borroka”, ya que sembraban el pánico por allá donde ejecutaban sus horrendas acciones. Es inevitable, desde 2017, comparar a la “kale borroka” vasca con los CDR (Comités de Defensa de la República) que camparon a sus anchas por territorio catalán cuando el golpista y fugado Puigdemont huyó como un cobarde.
Es casi un axioma que nunca se debe de ceder ante un chantaje por el motivo que sea, pues el chantajista se aprovecha de una cierta situación sobre el chantajeado al que tiene cogido por salva sea la parte y sabe que mientras más apriete más sufre este y, con tal de verse libre de la presión, está dispuesto a ceder en todo lo que se le pida.
Motivos tenemos y dudas también respeto a lo que vaya a suceder para lo que queda de la nueva legislatura. Se están produciendo preocupantes métodos, desconocidas prácticas y arteras decisiones dentro de los partidos de la izquierda, que anticipan nuevas formas de tomar decisiones, desconocidas iniciativas sólo utilizadas entre los partidos de configuración asamblearia.
Por principio desconfío de todos estos presuntos salvadores de la humanidad, aquellos que de pronto se dan cuenta de que han sido puestos en este mundo para dedicarse a defender a los necesitados, quizá pensando que el primer necesitado que precisa salvarse es uno mismo.
El establishment del Estado español estaría formado por las élites financiera-empresarial,política, militar, jerarquía católica,universitaria y mass media del Estado español,herederos naturales del legado del General Franco que habrían fagocitado todas las esferas de decisión (según se desprende de la lectura del libro “Oligarquía financiera y poder político en España” escrito por el ex-banquero Manuel Puerto Ducet).
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