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El palabro que acabo de “colocar” como título es una especie de monumento al disparate que me he permitido escribir por ser un anciano andaluz, por vivir en Córdoba y por estar disfrutando del inigualable mes de mayo. Supongo que muchos me criticarán por esta humorística licencia, pero creo que habrá alguien al quien le agrade que me tome a broma lo que es escandalosamente serio.
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