El palabro que acabo de “colocar” como título es una especie de monumento al disparate que me he permitido escribir por ser un anciano andaluz, por vivir en Córdoba y por estar disfrutando del inigualable mes de mayo. Supongo que muchos me criticarán por esta humorística licencia, pero creo que habrá alguien al quien le agrade que me tome a broma lo que es escandalosamente serio.
Me voy a referir (usando lenguaje taurino) al bajonazo moral perpetrado por la “siniestra” Marga Robles contra una “ejemplar” de la prestigiosa estirpe Esteban, como colofón de una brega embarullada y unos muletazos sin estilo coreados por el público con sonoros pitos. Si alguien me pregunta qué significa roblación, les diré que, aunque no existe esta palabra en nuestro DRAE, para el caso que nos ocupa, yo le asigno el de “traición de Robles” porque la -todavía- ministra de Defensa del gobierno español, para explicar al cese fulminante y escandaloso de Doña Paz Esteban, dijo que había sido una sustitución.
Parece mentira que una persona que ejerció de juez, haya caído tan baja hasta contagiarse del traidor Sánchez en sus incoherencias y mentiras grotescas para seguir enfangándose cada vez en ese barrizal nauseabundo del gobierno más nefasto que ha habido jamás en España. A Doña Paz Esteban (a la que Robles le “plantó” sobre sus mejillas varios besos de Judas) no se la ha sustituido, ¡mentirosa! se la ha cesado o expulsado porque orden de quien manda en el gobierno, que es la hez de nuestra nación; y esa gentuza quería que rodaran cabezas porque el CNI actuó como estaba obligado a hacerlo.Y por eso estamos en la cola de Europa en economía y en todo lo que represente bienestar y decencia; y a la cabeza del paro y todo lo que represente penuria e indecencia. ¡Y hay que estar muy ciego para no verlo!
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