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Julia Navarro presentó ayer, en el Ateneo de Madrid, su última novela que aborda los horrores cometidos por ideologías totalitarias. Julia estuvo acompañada por la escritora y periodista, Inés Martín Rodrigo y su gran amiga, Margarita Robles, ministra de Defensa, cuyas declaraciones sobre la situación actual de Venezuela, ha dado lugar a un conflicto diplomático al afirmar que: “El régimen de Nicolás Maduro es una dictadura”.
El diccionario RAE define: ‘Ministra’, femenino, “Persona que forma parte del Gobierno como responsable de uno de los departamentos en que se divide la Administración Superior del Estado”. ‘Menestra’, en femenino, “Guisado compuesto con diferentes hortalizas y a menudo con trozos pequeños de carne y jamón; ración de legumbres secas, guisadas o cocidas, que se suministra a la tropa, a los presidiarios, etc”.
Hay que ser muy incompetentes para proponerse destrozar a Margarita Robles, sea como sea. Esas sandeces solo se le ocurren a gente desnortada, degenerada y corta de entendederas. Para ello, tanto Belarra como el expulsado de Podemos –un tal Iglesias, a quien Díaz Ayuso sacó de la política con un simple puntapié—no dudaron en hablar de caza mayor y de búsqueda de material para «destrozarla».
Robles es responsable de la sustitución-destitución de la cabeza del CNI y, como señala Zarzalejos, debe responder. En la Plaza de las Ventas las mulillas arrastran toros muertos, pero ellas no se arrastran. Robles y las directoras del CNI, antigua y actual, tienen un ejemplo en las mulillas: no arrastrarse, ni arrastrar la dignidad del cargo al que se deben. Bolaños tampoco puede escudarse ni arrastrarse. Es responsable de las comunicaciones que debía proteger y no protegió.
El palabro que acabo de “colocar” como título es una especie de monumento al disparate que me he permitido escribir por ser un anciano andaluz, por vivir en Córdoba y por estar disfrutando del inigualable mes de mayo. Supongo que muchos me criticarán por esta humorística licencia, pero creo que habrá alguien al quien le agrade que me tome a broma lo que es escandalosamente serio.
Hace cuatro semanas que estalló la bomba fétida del espionaje por parte de los “mortadelos” del CNI a los independentistas catalanes. El mal olor que exhalan las cloacas del Deep State comenzó a extenderse por la Carrera de San Jeronimo hasta llegar a Moncloa, los socialistas se taparon las narices intentando disimular aquellos aromas de cloaca que no les gustaban porque les dejaban con el culo al aire.
Hay burros en el Gobierno y en los aledaños de ese que precisan comer mucho trigo para enfrentarse a la cabal ministra de Defensa. Por mucho que «ladren» los morados contra Margarita Robles se quedarán a mitad de camino entre el deseo y la realidad. Dudo mucho que desde Unidas Podemos lleguen a intranquilizar la habitual parsimonia y buen hacer de Robles.
No es la primera vez que el mundo oye hablar de sofisticados programas informáticos de espionaje por parte de gobiernos y servicios de inteligencia. Pero a diferencia de las escuchas de la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense -que filtraban gran cantidad de escuchas tratando de encontrar información sensible- el programa Pegasus permite introducirse en el teléfono móvil, seguir su localización, captar contenidos y activar el micrófono y cámara del terminal.
La no intransigencia es con los fascistas, al ser un supuesto servicio de inteligencia de ideología puramente franquista, sus investigaciones y su proceder tienen un sesgo ideológico concreto, cuando debería ser totalmente neutro e investigar a los que verdaderamente están en contra de la España Plurinacional, es decir, contra personas o grupos al servicio de otros países que atenten contra la población española.
La visión televisiva de la ministra de Defensa, Margarita Robles, tirando balones fuera en el Congreso de los Diputados en lugar de contar a los españoles de dónde sale toda la pestilencia que emanan las cloacas del Estado, y, especialmente, las que tienen su origen en el CNI, dependiente de su ministerio, me trajo a la memoria un poema de Mario Benedetti que, tal vez, alguno de los lectores haya escuchado en la voz de Nacha Guevara.
La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha asegurado que mientras Ucrania “lo necesite”, y dentro de las “disponibilidades que tiene España”, seguirá enviando “todo aquello que sea necesario tanto desde el punto de vista de armamento como desde el punto de vista de material de protección” y de medicinas.
Un Estado de Derecho avanzado, debidamente representado por un Gobierno íntegro, de todos y para todos, ante el título de este artículo solo debería, como ejemplo para la sociedad civil, guardar un respetuoso acatamiento y manifestar la intencionalidad de ajustar la sentencia del Tribunal Constitucional a los derechos individuales.
Lo que se ve es que el actual Gobierno, cada vez se ve en más dificultades al tener que traducir en realidades sus promesas de apoyo y sus ofertas de una recuperación inmediata. Hoy mismo se ha anunciado un nuevo aplazamiento de las ayudas prometidas por el actual Ejecutivo a los comerciantes y a la hostelería.
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