Hace cuatro semanas que estalló la bomba fétida del espionaje por parte de los “mortadelos” del CNI a los independentistas catalanes. El mal olor que exhalan las cloacas del Deep State comenzó a extenderse por la Carrera de San Jeronimo hasta llegar a Moncloa, los socialistas se taparon las narices intentando disimular aquellos aromas de cloaca que no les gustaban porque les dejaban con el culo al aire, las derechas, la extrema y su cercana, VOX y PP, se encontraban como pez en el agua entre los efluvios de cloaca que iban llegando desde el Ministerio de Defensa mientras Margarita Robles impregnada de un buen perfume francés disimulaba el olor a cloaca al grito de “España no espía”, fijada en el “mantenella y no emmendalla” incluso después que desde las mismas cloacas se reconociera que sí, que los espías habían hecho su tarea, habían espiado a aquellos a los que una parte de españoles había gritado “a por ellos” para que las fuerzas del orden público les dieran una “somanta de palos”, como el tertuliano Cabrera dijo hace unos días en la televisión de Planeta, entre las risas de los contertulios y el presentado, Iker Jimenez, sin que ningún fiscal tomara en cuenta esta llamada al odio contra los catalanes.
En Catalunya los círculos independentistas tocaron a somatén contra los tahúres del Mississipi que juegan con las cartas marcadas cuando, disfrazados de corderos, les pasan la mano por la espalda hablando de dialogo y mesas para dialogar en la que Sánchez y los suyos tan sólo se han sentado una vez hace ya meses para hacerse una foto. ERC no quiere volver a sentarse con los socialdemócratas del PSOE hasta que no purguen el pecado de espiarles, pero tampoco quieren ser los primeros en levantarse de la mesa del dialogo. JUNTS, que nunca ha estado a favor del dialogo con el Gobierno español, quiere que ERC rompa inmediatamente con el PSOE en Madrid, pero por contra no quieren ni oír hablar de romper la extraña liason amorosa entre ellos y el PSC, franquicia catalana del PSOE, en la Diputación de Barcelona y en algunos Consells Comarcals.
El culebrón sigue y cada jornada nos trae novedades . El jueves pasado la todavía directora del CNI, Paz Esteban, en la secreta Comisión de Secretos Oficiales reconoció que el CNI había espiado al President de Catalunya, Pere Aragonès, y a otras diecisiete personas relacionadas con el independentismo, eso si, todo legalmente, con el aval de un juez del Supremo, y todo bajo secreto aprovechando una Ley franquista del 1968 que ni ucedistas, ni socialistas, ni populares, han tenido tiempo, ni ganas, de anular desde 1978. El Gobierno dice no haber dado orden para espiar a nadie, pero, recordemos, que el CNI depende de la Ministra Robles y ésta a su vez de Pedro Sánchez.
Hablando de cloacas del Estado me vienen a la memoria los años del GAL, aquel entramado mezcla de asesinos y guardias civiles de Intxaurrondo bajo el mando del, entonces teniente coronel Galindo, luego ascendido a general, por aquellos días también el Gobierno negaba tener conocimiento del GAL, finalmente el Ministro Barrionuevo y Vera, su segundo, fueron a la cárcel por poco tiempo, a pesar de tener una condena de diez años, nunca se supo si Felipe González era el misterioso señor X, siempre negó conocer cómo se creó el GAL. También ahora los máximos responsables niegan haber dado la orden de espiar el independentismo, aunque por la manera, prepotente y chulesca, de la señora Robles en comisión parlamentaria se me hace difícil creer que no supiera nada.
Hace unas horas le han dado la boleta a Paz Esteban, hasta ahora directora del CNI, y en su lugar Robles ha colocado a su segunda, Esperanza Casteleiro, hasta ahora Secretaria de Estado de Defensa que anteriormente, desde el 1983 al 2018 formó parte de la nomina del espionaje español. Hija de un militar franquista a lo largo de su permanencia en el CNI ha ocupado diversos cargos en distintos departamentos del espionaje, es “gata vieja” en la casa. Durante un tiempo estuvo destinada en la embajada de España en La Habana cargo que tuvo que dejar a corre cuita antes de que Cuba le retirara la acreditación diplomática por un escabroso caso de espionaje sobre la salud de Fidel Castro en el que estuvo implicada junto con un empresario cubano.
La señora ministra Robles no habla de destitución, prefiere hablar de substitución, pero esta claro que Pedro Sánchez quiere calmar, con un simple cambio de cromos, la marejada formada entre el independentismo. Sánchez quiere salvar la legislatura haciendo arrumacos a ERC, pero ERC no debe ni puede ceder ante un cromo nuevo al frente del CNI, se juega votos en Catalunya si cede a la primera embestida socialista. Sánchez no puede salirse siempre con la suya, espiar a quienes defienden pacíficamente sus ideas no es digno de un país democrático, aunque, como sucede en España, éste tenga una democracia disminuida y en manos de los poderes fácticos y económicos, aquellos a quien nadie ha votado.
Sánchez, si quiere acabar tranquilo la legislatura, debe sentarse, hablar, pedir perdón y demostrar con hechos, como desclasificar los informes del CNI referidos a los independentistas, que no ha estado implicado en este intento de ataque a la democracia desde las cloacas del Estado. Y, ya puestos, puede hacer lo que ningún político se ha atrevido a llevar adelante: la eliminación de los elementos anti democráticos que se mueven entre las turbias y malolientes aguas de las cloacas del Deep State.
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