"Oyendo hablar a un hombre fácil es acertar dónde vio la luz del sol: si habla bien de Inglaterra, es inglés, si habla mal de Alemania, es un francés, y si habla mal de España, es español".
Qué acertado estuvo Joaquín María Bartrina y de Aixemús 1850-1880, y qué bien conocía a los españoles cuando compuso este serventesio. Posiblemente ofenderla se lleva en la masa de la sangre, como decían los antiguos, o en el ADN, que es lo mismo, pero expresado tras los conocimientos científicos que hoy se poseen.
A los adversarios de España no hay que buscarlos fuera de la Península, están dentro, muy dentro. Algunos españoles se complacen haciéndole todo el mal posible. No crea nadie que la Leyenda negra fue una patraña inventada por los países enemigos de España, como Francia, Inglaterra, EE.UU. u Holanda, para atacarla. No, ciertamente no. Son sus hijos los propicios nacidos y criados en ella, pero no crean que solo hay una Leyenda negra. Esta es una serpiente, y como tal, con la lengua bífida, y, como decimos, consta de dos vertientes. Una es la que la ataca en el territorio peninsular y la otra en las tierras civilizadas allende los mares, es decir en las Américas.
La primera la inicia el felón y pérfido Antonio Pérez. Este ser despreciable pasó de ser nada menos que secretario de Felipe II al primero en el elenco de traidores a España. No es momento de exponer como fue esa transición, solo diremos que, como tal secretario, conocía todos los secretos del Reino de España y, al ser descubierto por su participación en el asesinato del secretario de D. Juan de Austria, Juan de Escobedo, se exiló para evitar que lo apresara la justicia, y marchó a Francia en la que fue acogido con entusiasmo y, tras desvelar a esta todos los secretos que conocía, se trasladó a Inglaterra en la que procedió de la misma manera, pero ambas, después de que les hiciese partícipes de los conocimientos que sobre España poseía, lo despreciaron y abominaron de él. Murió en el destierro, como lo que había sido un despreciado y miserable traidor.
El segundo, ambos son del siglo XVI, en echar toda la basura posible sobre España y la civilización y aculturación que es llevó a las tierras descubiertas allende los mares, Hispanoamérica, es Bartolomé de las Casas. Sevillano de nacimiento (c. 1484-1565). Y aunque él se ufana en que sus ascendientes eran cristianos viejos, es más verosímil que por sus venas corriera sangre de cristianos nuevos, pero todo esto es mera conjetura, aunque se duda si los escritos en los que abomina de la aculturación llevada a los nuevos territorios, no pueda tener un vestigio de revancha por la expulsión de los judíos, cuyo edicto fue emitido el 31 de marzo de 1492, y que su padre vio muy de cerca.
Lo cierto es que aunque en sus escritos, como dicen sus defensores, solo deseaba el bien de los aborígenes y denunciar los abusos de poder que cometían los hispanos en aquellas tierras, son tantas las barbaridades, inexactitudes, medias verdades, cuando no mentiras manifiestas, desinformaciones y errores de bulto, que en una cabeza juiciosa no pueden caber, como cuando dice que los indios exterminados por los españoles alcanzan la cifra de 30 a 60 millones.
Sobre esto, el historiador norteamericano John Tate Lanning, nada proclive a España, denunció que era una exageración en las atrocidades referidas por Las Casas, y afirmó que “si cada español de los que integran la lista de Bermúdez Plata, en sus Pasajeros a las Indias, hubiera matado a un indio en cada día laborable y tres los domingos durante los cincuenta años inmediatos al descubrimiento, hubiera sido preciso el transcurso de una generación para alcanzar la cifra que le atribuye su compatriota”.
Don Ramón Menéndez Pidal no da valor alguno al P. Las Casas como fuente informativa para la historia, por la imprecisión de los datos que ofrece y por haber sido escrito sólo con el fin de mostrar que los españoles no habían hecho otra cosa en América que robar, destruir, atormentar y matar millones y millones de indios. El número de víctimas proporcionado por Las Casas en su Historia de las Indias, en la edición de Londres de 1698 se habla de cuarenta millones de muertos a manos de los españoles. Ni Stalin ni Hitler en sus peores momentos, lo consiguieron en tan poco tiempo. Había nacido la leyenda negra antiespañola.
También diagnosticó la doble personalidad de Las Casas, y dijo que era un paranoico que padecía manía de hiperbolizar.
De Guillermo de Orange no hablaremos, no porque no fuera español, sino porque no quiero cansar a los lectores, pero también fue un felón que traicionó el juramento de fidelidad que había prestado a Felipe II.
Bien, por si fuéramos pocos en la casa, la abuela par... nuestra Ministra de Defensa Margarita Robles Fernández ha permitido la ignominia perpetrada por personal bajo su mando de publicar unas viñetas con la intención de acercar al público infantil y juvenil determinados episodios de la historia de España, en las que la injuria a esta no puede ser mayor, más tendenciosa e inicua. ¡Así se hace España, desde pequeñitos enseñándolos a odiarla!
Pero ¿qué le vamos a pedir, solo ha hecho seguir el rastro de baba, como los caracoles, que ha dejado el Ministro de ¿cultura? Urtasun que, sin sentir empacho ni rubor alguno manifestó que había que llevar a cabo una revisión de los museos estatales para superar el marco colonial. Parece que aun no se ha enterado que fueron virreinatos regidos por un visorrey, palabra que significa “en lugar del rey”.
Que diga eso el copiador de tesis doctorales, Pedo Sánchez, tiene un pase, porque ya sabemos que la ignorancia es muy audaz y atrevida, pero el señor que referimos es nada más y nada menos que diplomático de carrera. ¿Tan nulo conocimiento tiene la aculturación llevada por España a las tierras amerindias, o acaso es mala uva para desprestigiar tan meritoria labor? Nos surge la pregunta ¿estará exponiendo la manifestación del inconsciente colectivo que los países enemigos de España han sembrado por todo el mundo?
Pienso que no puede ser falta de cultura ni de conocimiento, pero queda la duda se di es mala fe o deseo de escribir una nueva historia de España en la que, como pone de manifiesto el Gobierno que nos subyuga, hay que destruirla.
Los españoles tenemos refranes para cada momento, a esta situación y a la actuación de Pero Sánchez y sus ganapanes le viene como hecho a medida este: CUANDO UN TONTO COGE UN CAMINO, O REVIENTA EL TONTO O SE ACABA EL CAMINO.
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