Desde luego, no se trata de soslayar, en cuanto a responsabilidad y compromiso refieren, el rol que juegan los medios de comunicación homogéneos o los grandes lobbies de la comunicación, monopolios con amplias bases comerciales, pero también de manipulación, donde se ven servidos de ésta paradoja a diestra y siniestra, porque les es funcional.Pero también cabe una gran responsabilidad personal, cada vez que reproducimos la violencia, cada vez que somos emisores de ella, porque tenemos la amplia ventaja de crearla y difundirla, y los casos son muchos: desde comentarios ofensivos, hasta el ejercicio de una opinocracia sin límites, donde generamos solo divisiones más que concordia, instaladas a propósito muchas veces por perfiles falsos, los denominados trolls, o incluso el simple hecho de compartir un chiste sexista, homofóbico, una cargada machista, etc.Ésta paradoja se construye, pero sobre todo se trabaja a la par que vivimos un mundo que no solo lo hablamos y describimos, sino que también lo intervenimos desde muchos roles.