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De los jóvenes hacia la política. Pero probablemente consentida. Jugar a la abstención juvenil se ha convertido en una estrategia electoralista políticamente eficaz, a la par que peligrosa para el futuro del país. No son pocos los que se resisten, aunque su voto sea por oposición, más que por ilusión. Con el miedo escondiendo a la convicción. O fuertes arraigos o rechazo total.
No es éste el peor momento de nuestra historia. Reforma Política, Golpe de Estado y Gobierno de Rodríguez Zapatero fueron hitos con dificultades que superó la clase política de cada momento. Lo que hace este momento muy difícil (y acaso peligroso) es, precisamente, la clase política actual: la más átona en convicciones e ideología, la menos comprometida y la peor preparada. La situación es tal que conviene detenerse en ella.
Dejemos al inmaculado éter de la vida que nos de aliento y nos ponga alas para sentirnos más del cielo que de esta atmósfera terrenal, verdaderamente infectada por nuestras injustas acciones, pues no acertamos a discernir lo que es saludable de lo que es enfermizo para nuestro propio espíritu andante.
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