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Sí. Soy consciente de que es duro, pero la conga ha pasado a mejor vida. Ya no será protagonista en eventos festivos, bodas, comuniones y bautizos. Ese familiar cocido a moriles, de los que te echan el aliento encima y te inmuniza para los restos, corbata en la frente, media camisa por fuera, pantalones bajos enseñando la hucha y sudando como un gorrino antes de la matanza.
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