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En sí mismo, nada tiene de malo el llamado revisionismo histórico, pues la interpretación de los hechos pasados puede, y debe, estar sujeta a discusión. Constituiría ello un elemento básico de la disciplina historiográfica. Sin embargo, todo tiene un límite, pues no es admisible afirmar que lo blanco sea negro o viceversa, como tampoco lo es la negación de lo evidente.
En agosto 1536, el guerrero inca Apu Kisu Yupanqui, el más valiente general de Manco Inca, ataca con 50,000 tropas a la Lima de Francisco Pizarro. Según la versión de los conquistadores estos fueron repelidos por unos cuantos jinetes españoles. Recientemente, se ha demostrado que eso es falso.
Hace 490 años se produjo la mayor tragedia de la historia sudamericana. El 16 de noviembre de 1532 los conquistadores capturaron al Inca supremo Atahualpa. La gran historia con la cual se nos ha educado es que el jefe del imperio y del ejército nativos más grandes que haya tenido tanto el hemisferio occidental como el sureño, fue apresado por menos de 200 aventureros ibéricos (donde casi todos eran analfabetos).
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