| ||||||||||||||||||||||
Las proyecciones de megaplantas energéticas y sus infraestructuras correspondientes, como las líneas de evacuación y la ampliación de subestaciones eléctricas, están afectando a la población de Godetella, un pueblo de la comarca de la Hoya de Buñol.
Como estamos hartos de desfachatez e incompetencias en los políticos, también se suman al carro las grandes empresas, en concreto ENDESA, líder del sector eléctrico español y segundo operador del mercado eléctrico en Portugal. Hoy voy a denunciar un hecho que está ocurriendo a la hora de escribir esta narración.
Las tarifas eléctricas están en la mente y en la boca de todos los españoles, no es de extrañar debido a los precios abusivos que se vienen sufriendo. En internet se presentan páginas webs especializadas que ofrecen calculadoras de precios o comparadores de tarifas de la luz con las que ayudan a los consumidores a determinar qué compañía cubre mejor sus necesidades con el menor coste posible.
El Día de la Hispanidad hemos comprobado que Pedro Sánchez no se ha puesto en paz con la ciudadanía. Una vez más le han llamado de todo, menos bonito. Le pasó en Madrid y le volvió a pasar en Salamanca, Cáceres, Alcalá de Henares, incluso en Valencia el pasado domingo, coincidiendo con el Congreso del Partido Socialista.
Nos han dicho que el precio de la luz se dispara porque el precio del gas está por las nubes y también porque las centrales que contaminan tienen que comprar bonos de CO2 que igualmente están muy caros. Ambas cosas son ciertas, pero no son las verdaderas razones de la escandalosa subida del precio que estamos pagando.
Aunque pueda parecer que me remito demasiado tiempo atrás, para entender lo que ocurre hoy día en el sector eléctrico español hay que saber que las principales empresas que ahora lo dominan vienen de otras que se fraguaron en el franquismo, un régimen que no acabó con las libertades por el gusto de acabar con ellas, sino para defender los intereses de los grupos económicos más poderosos.
El gobierno acaba de aprobar un decreto con nuevas medidas encaminadas a tratar de reducir el precio de la luz y la respuesta de las compañías que conforman el oligopolio eléctrico no se ha hecho esperar. Puesto que se puede encontrar su descripción y análisis detallado en otro lugar de este diario, evito comentarlas una a una y me limitaré a señalar los aspectos más generales que a mi juicio hay que tener en cuenta para valorar su pertinencia y posibles efectos.
Las maniobras del Oligopolio eléctrico en España contra la postura gubernamental de rebajar el precio final en beneficio del usuario, muestra el carácter belitre contra las medidas del Gobierno de coalición a una propuesta de UP que lleva en su programa político desde sus inicios y de alguna manera algo ha calado en algunos ministros, y lo que antes no era viable ahora reconocen que es posible.
Quizá la única ventaja de las grandes subidas que está teniendo el precio de la luz en España es que cada día se habla más de ello y que, poco a poco, la población que lo desee terminará informada de las barbaridades que ocurren en nuestro país con la provisión de ese bien imprescindible para la vida de las personas y las empresas.
Me gusta que Alberto Garzón sea el titular del Ministerio de Consumo. Nunca el consumo había quedado tan ridiculizado como con él al frente. No es ningún secreto decir que su fama le ha llegado por sus torpezas y sus meteduras de pata, nunca por sus propuestas y soluciones. Con ministros así no tendrá tregua el ridículo que salpica a Sánchez a diario.
Está saliendo a la luz (nunca mejor dicho), por lo supuestos partidos demócratas que se encargaron de seguir los postulados muy bien urdido por el neoliberalismo y la dictadura financiera, la creación del oligopolio eléctrico con sus «puertas giratorias», esas donde se han instalado políticos de los partidos mayoritarios y por las que suspiran muchos supuestos políticos afines a ambos.
La tarifa eléctrica no se fija, como se quiere hacer creer, a través de un mercado libre que establece el precio del bien allí donde se cruzan demanda y oferta. El precio final que pagan los hogares y las empresas es realmente un precio administrado, el resultado de una regulación concreta, de una determinada voluntad del legislador que no responde a los costes que soportan las empresas.
En ocasiones conviene recordar a los políticos que sean consecuentes con sus propias opiniones, que tengan a bien recordar alguna de las etapas de su vida y lo que decían entonces, para evitarles la vergüenza de que sean las hemerotecas las que les saquen los colores a la cara cuando, en ellas, se demuestra la doble vara de medir cuando se juzgaron hechos de otras personas que ocupaban el poder.
Además de participar en sus subastas unas 25 empresas comercializadoras privadas españolas que controlan este ‘tinglado’ y que nos cobran el temido recibo de la luz, también participan en tales subastas varias empresas extranjeras de distintos países con diversos porcentajes (entre el 10 % y el 20 %) y cuyos beneficios no se quedan en España sino que se van fuera.
|