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Tarde o temprano, las industrias necesitan un espacio para almacenar todo tipo de elementos como materias primas, maquinarias o mercancías. A simple vista, una solución para ello son las naves industriales que sirven como un componente esencial en las áreas de producción empresarial. Permiten acelerar los procesos desde un amplio espacio para resguardar lo que sea necesario de una manera organización, según lo que le convenga a cada empresa.
Los espacios de trabajos compartidos son las formas más modernas de dirigir una empresa o compañía. Debido a sus múltiples beneficios muchos empresarios han decidido aprovechar estos espacios. Ofrecen la opción de disfrutar áreas propicias para el trabajo porque se trata de espacios amplios, iluminados, suficientemente ventilados y con servicios de gran calidad. Se caracterizan especialmente por la baja inversión de dinero que requieren.
Ercros, empresa líder en el sector de la industria química, apostó hace unos meses por la reforma de sus oficinas centrales. Su objetivo ha sido acomodar la coexistencia de puestos flexibles y puestos fijos de trabajo presencial y maximizar la sinergia entre departamentos.
Durante los últimos años, no han sido pocos los espacios que se han redefinido por completo a raíz de la irrupción de la pandemia y, por ende, de los procesos de transformación digital. De manera progresiva, España se ha tenido que poner al mismo nivel que el resto de nuestros socios europeos, mucho más relacionados con la digitalización, el ecommerce y las nuevas formas de organización laboral que surgen en torno a ambos.
Anoche me enteré que un día antes había faltado Douglas Trumbull, especialista en efectos especiales y ocasional director de cine. Siempre me gustó su trabajo, habitualmente asociado a John Dyckstra o a su padre, Douglas Trumbull sénior, con el que colaboró en el diseño de efectos especiales de varios clásicos de ciencia ficción que a todos nos suenan.
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