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Si en Upstream color era el jugo de un gusano el agente capaz de propagar la locura —que podía ser utilizada por terceros para dominar al sujeto emponzoñado—, en She dies tomorrow es, en cierta manera, el relato de la angustia el que desencadena su propagación. La protagonista (Kate Lyn Sheil), convencida de que morirá mañana, lo cuenta a una amiga, quien, poco después, está segura de que mañana también será su último día.
La inestable frontera entre lo humano y lo inhumano, entre lo familiar y lo unheimlich —o siniestro—, permite transitar de una película que arranca con el drama familiar en el centro hacia otra que culmina con el terror de casa encantada fermentado en las podredumbres generacionales de un lugar cuyos habitantes y paredes parecen vibrar bajo el influjo de la misma piedra de locura.
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