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Las exhortaciones sirven para poco. Se escucha poco en el atareado mundo de las comunicaciones, la mezcolanza de sus mensajes contribuye a una saturación frustrante. Se entiende con notables deficiencias cuanto ocupa los ambientes, a los criterios ni se les espera. Se interesan pocas personas por pocas cosas y diferentes; sobre todo plegadas a la inmediatez. Se expande la cultura del mero entretenimiento, en plena huida de cuanto implique compromiso o sacrificio.
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