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Honradamente, pienso que los expresidentes no deben intervenir en política y en consecuencia opino, igualmente, que los mismos no deberían pertenecer al Consejo de Estado. El conocimiento del Estado y su maquinaria, la prudencia que da la experiencia presidencial, y, sobre todo, la posible parcialidad en temas comprometidos con sus partidos, son justificación suficiente para no pertenecer al Consejo de Estado.
El corazón del ser humano ha perdido pulso; y, apenas sentimos por nada ni por nadie, se ha endurecido como una roca, y solo nos movemos para darnos pedradas unos a otros. Deshumanizados como jamás todo se derrumba, muy poco se sostiene y se sustenta. El mismo aire de rencor, que respiramos por doquier, es una deshumanización total y una pérdida de conciencia a la vez, nuestra brújula orientativa ha dejado de ser el mejor cuadrante moral que poseemos.
Siempre me han interrogado aquellos universos que se muestran en orden alfabético o en artística virtuales. Reconozco que el desorden me inquieta; y, como tal, me insta a imaginarme otras estéticas más naturales, ahora que lo artificio toma nombre de intelecto, pero que son incapaces de humanizarnos.
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