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¿Quién se habrá creído que es este personaje malicioso y tramposo que presuntamente ha manipulado y vendido hasta programas y aplicaciones que no son suyas o ha puesto a su nombre lo que es de la Universidad Complutense? Da órdenes a la Justicia y trata al juez como si fuera un títere o su subordinado. ¿Se puede ser más ignorante y caradura? ¿Piensa devolver el dinero generado fraudulentamente al alumnado?
Nuestro idioma es tan rico en todos los aspectos, que posee un refrán, o dicho apropiado, casi para todos los momentos de la vida humana. En este caso es el que encabeza este escrito, que se lo podemos aplicar muy bien, a este príncipe de la mentira y rey del engaño, más conocido como Pedro Sánchez.
Altos jefes militares, entre quienes se encontraba el Comandante de la Fuerza Aérea del Paraguay (FAP), que respondía directamente al entonces presidente Mario Abdo Benítez (2018/23) vendían anualmente entre 30 y 40 mil armas cortas y largas a organizaciones criminales del Brasil, reveló la Secretaría Nacional Antidrogas, generando un escándalo nacional y obligando a una investigación del Ministerio Público, cuyos fiscales decretaron la numerosas detenciones.
“La guerra es la paz. La libertad es la esclavitud. La ignorancia es la fuerza”, escribió George Orwell en “1984”, su famosa novela distópica sobre el autoritarismo. El libro nos legó el término “orwelliano”, el cual se utiliza comúnmente para describir situaciones en las que se pasan por alto los hechos, se distorsiona la verdad o se sostiene que dos más dos es igual a cinco.
Quizás cuando usted lea el presente documento el expresidente Donald Trump haya sido acusado, instruido e imputado de una larga lista de cargos confidenciales hasta el presente. Será el primer expresidente en la historia de los Estados Unidos en enfrentar cargos criminales o penales lo que demostraría que nadie está por encima de la ley.
Nada de cacería política, ni de persecución ultra. La misma cantinela de siempre y los mismos mantras de la siniestra delirante. Veo que la indecencia no tiene límite: sabía que la vicepresidenta y la ministra de Igual-Da carecían de ética y de valores, pero dar la espalda a una víctima extremadamente vulnerable, menor para más «inri», retrata a ambas y a muchas otras «bocachanclas» que pierden la fuerza por la boca tras la bandera del barato feminismo.
La situación de Mónica ya era insostenible. Acusada de tres delitos. Ha dimitido de todos sus cargos y privilegios, incluso el aforamiento. Vergüenza ajena es lo que sienten los componentes de las Cortes valencianas tras los episodios «radiados» del encubrimiento. «Yo no estoy para fiestas» debió de comentar Ximo Puig tras comprobar el ridículo hecho por Oltra y Compromís en la «fiestuqui» de desagravio que le organizaron este fin de semana.
Todo cargo público conlleva responsabilidades sobre todo cuando resulta sospechosa determinada forma de actuar encubriendo presuntamente al familiar más directo. Los altos cargos públicos deben alejar toda duda sobre su actuación vital. No podemos permitir los ciudadanos que la sombra de la sospecha sea razón para no presentar la dimisión del cargo público por muy buenas políticas inclusivas que se hayan realizado.
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