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Nepote, Pisístrato, Meritxell Batet, Irene Montero y Pablo Iglesias en la pluma de Arcadi Espada en el diario El Mundo de hoy. Artículo trabajado a cuenta de la ministra de Igualdad y lo que hizo. Es casi bueno y vale para disfrutar de una prosa en algún momento exquisita. Puede justificarse o rechazarse porque se pierde en asuntos personales y no atiende a lo que importa.
¡Vaya la que le ha caído a Sánchez en Sevilla! Pitos, insultos varios, desprecios de todo tipo sin que faltaran los gritos de «¡Fuera!» y «¡sinvergüenza!» No sé qué pensaba que podía suceder cuando en ningún lugar pasa desapercibido, ni es recibido de buenas maneras. Todo empezó en la Plaza Mayor de Salamanca, durante el posado de la Conferencia de presidentes, y se extendió al pueblo charro donde le organizaron un paseo de desagravio.
Sánchez vuelve a los habituales insultos en la campaña andaluza. Lo hace con mantras, nada nuevo bajo el sol. Los insultos y las acusaciones de corrupción son la única vía de escape y pretendida. Sabe el presidente del mal que ha hecho y no encuentra cómo ampararse. Si las encuestas aciertan, el batacazo será monumental. Lo sorprendente es que Pedro Sánchez pretende defenderse con su propia corrupción, la de su partido y corruptelas mil.
Si por algo se ha caracterizado Raquel Sánchez Jiménez, ministra de Transportes, Agenda Urbana y Movilidad, ha sido por su incoherenciairresolutiva como alcaldesa de Gavá, su facilidad para insultar al oponente y su simplicidad para llamar «fascista» a quienes no se pliegan a sus deseos. Tal torpeza le ha acarreado problemas en el PSC y se los acarrea ahora como ministra, muy incompetente, visto lo visto, pero ministra.
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