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El miércoles era un día marcado en color rojo en el calendario del independentismo, el Tribunal General de la Unión Europea iba a dar a conocer la sentencia sobre la impunidad de Puigdemont, Comín y Ponsatí. Una resolución judicial del alto tribunal europeo en la que los implicados tenían puestas sus esperanzas para poder seguir moviéndose por territorio de la Unión Europea con total tranquilidad.
Tal vez una de las últimas cosas que se ha conseguido con la denominada Mesa de Diálogo entre los gobiernos de España y Cataluña haya sido la desaparición del delito de sedición en el Código Penal, derogación que desde la Comunidad Europea también se venía pidiendo.
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