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Los monstruos pueden impresionar o asustar. Impresionan positivamente si es positiva su acción para con el hombre, como los grandes artistas a los que se apela a su grandeza, a su gran calidad humana, a su buen hacer… Y los demás monstruos asustan si es al miedo al que apelan, y a nosotros a quienes incordian, si se ponen de acuerdo en darnos vuelcos de corazón y provocarnos repelús y malos agüeros.
Cuando somos pequeños, tenemos monstruos bajo nuestra cama o dentro de nuestro armario, sin embargo, cuando crecemos, dejamos de creer en esos monstruos que nos aterraban y causaban insomnio. Pero ahora también tengo noches de insomnio, ya no miro bajo la cama ni en el armario, miro al mundo real y, a veces, corro a esconderme.
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