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La advertencia de la ONU de que Pakistán podría enfrentar una aguda inseguridad alimentaria en los próximos meses debería servir de alerta para que el gobierno se concentre en las zonas afectadas por las inundaciones de hace un año, donde la población aún vive sin refugio, medicamentos o alimentos adecuados.
Un año después de que el estallido de la violencia en el estado de Rakhine (Myanmar) contra los Rohingya obligara a cientos de miles de personas a cruzar la frontera con Bangladesh, la situación sigue siendo extremadamente precaria para casi un millón de personas.
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