| ||||||||||||||||||||||
De todos es bien sabida, la nula moralidad del presidente del Gobierno y su entorno familiar y político. Pero no es menos conocida su enorme caradura para decir -o hacer- una cosa y la contraria, en menos de un minuto, sin que le salgan los colores. Pero el colmo de la desfachatez le deja con el tafanario al aire cuando censura, sin piedad por los demás, lo que él mismo se permite practicar con frecuencia y avidez.
La política de dispersión penitenciaria, que tanto y tan buen resultado ha dado, se difumina por los compromisos contraídos por el psicópata presidente, traidor a España y a su ciudadanía. Le horroriza perder el colchón de Moncloa sabiendo la que le espera. En la calle hace frío. Y una vez que los etarras ("erratas sociales" para la convivencia) estén en la calle, el siguiente paso será exigir a Sánchez la independencia del País Vasco.
|