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Ser extraño, exagerado, raro, especial, rechazado, ser diferente o normal, culto o vulgar, amoroso, irascible, melancólico al tiempo que eufórico; da igual el calificativo que usen al etiquetarte, así como da lo mismo el calificativo que tu expongas en contra o a favor de ti mismo. Las opiniones son inevitables, incluso necesarias, sin embargo, no son más que eso, opiniones y puntos de vista.
Le apuntaba a Carlos Dávila, cuando este lo entrevistara tiempo ha, Umbral, que no lo incomodaba que lo calificasen de “rojo”, y añadía que dicho color, no en vano, era rico en matices. Al ser inquirido por el periodista al respecto de los tonos de la susodicha gama cromática en que supuestamente él habitaría.
La muerte no avisa, puede ser tan súbita que frecuentemente pilla en el momento menos pensado y esperado; toda la existencia nos persigue hasta que nos aprehende, y si por fortuna reparamos en ello, caemos en cuenta que la vida sí avisa de su paso en cada instante.
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